El pueblo de Sencelles conmemoró ayer el décimo aniversario de la beatificación de sor Francinaina, coincidiendo además con el 144 aniversario de su muerte. La circunstancia de que fuera el décimo aniversario y de que la festividad coincidiera en un fin de semana hizo que a la numerosa multitud que celebra todos los años este día se uniera todavía mucha más gente.
Los más pequeños, ataviados con el típico vestido de pagès,
fueron los verdaderos protagonistas de la ofrenda de flores.
La comitiva, que contó este año con la presencia de la delegada del
Gobierno, Catalina Cirer, y del obispo de Mallorca, Teodoro Úbeda,
partió del polideportivo en procesión hacia el convento de las
Hermanas de la Caridad. Pequeños y mayores tocaron el sepulcro de
sor Francinaina para, inmediatamente, seguir hasta la Plaça
Espanya, donde depositaron las flores ante el monumento.