Pasear por los jardines de s'Hort del Rei es ya como hacerlo por un mercadillo cualquiera. Porque el emblemático espacio ubicado al pie del Palacio de La Amudaina y la Catedral de Mallorca ha sido, literalmente, invadido por vendedores ambulantes que han hecho del 'top manta' el dueño y señor de una de las zonas más visitadas por los miles de turistas que pasan por la capital isleña, más al ser una de las primeras puertas de entrada para los cruceristas.
De la misma manera que Dalt Murada, donde la cantidad de vendedores instalados ocupa buena parte del espacio peatonal, llamando la atención de los habituales y captando la atención de los turistas, que pueden adquirir a precios por debajo del comercio tradicional productos bajo sospecha por su calidad y tratarse de imitaciones no autorizadas.
Se pueden comprar bolsos, ropa y especialmente camisetas de equipos de fútbol, algo de bisutería e incluso se ofrece hacerse trenzas a lo largo de esos metros bajo la sombra que se han convertido en un mercado en toda regla, alimentando por ser una zona de paso de los turistas, que se detienen ante el atractivo de los productos a la vista, incluso antes de acceder al recinto como tal, en plena vía pública y junto a la Plaça de la Reina.
Eso sí, los clientes se expondrán a una sanción por parte del Ajuntament de Palma a través de la nueva ordenanza cívica, que establece multas de hasta 750 euros por adquirir estos productos comercializados fuera de las redes legales de mercado. El texto prohíbe «comprar en el espacio público toda clase de artículos procedentes de la venta ambulante no autorizada». De la misma manera, apunta que quedan «exentos de responsabilidad los compradores cuando esta compra se efectúa en mercados autorizados».
Mientras tanto, s'Hort del Rei y sus jardines, señalados días atrás por incívicos que llenaron de pintadas contra el turismo este espacio de gran valor patrimonial, cultural y histórico, parecen más un mercadillo tradicional que lo que realmente es.
El lunes pasado las escaleras que llevan de la Murada a la plaza de la Catedral era imposible pasar sin pisar la mercancía de esa gente paseo varios días de la semana y nunca lo había visto así, municipales a veces ves dos que se pasean tranquilamente los manteros se van y a los 10 minutos de nuevo están con sus mantas