Ochenta años después de abrir la persiana, la Peluquería Rodríguez, uno de los establecimientos más emblemáticos de la barriada de Arxiduc, ha echado el cierre. Semanas atrás, Vicente Rodríguez, el último encargado del negocio que heredó de su padre, entregó las llaves del local a la propiedad, viéndose obligado a dejar de trabajar por enfermedad. «Lo primero es lo primero», asegura quien ha regentado durante las dos últimas décadas, ganándose el cariño de los vecinos y clientes del local, que vio la luz en 1945 y, justamente ocho décadas después, se ha visto obligado a pasar a la historia, como muchos otros negocios de su perfil en toda Palma.
Catalogado como establecimiento emblemático por el Ajuntament de Palma, se ha ubicado en el número 2B de la calle Antoni Frontera, a la vera de la plaza Cardenal Reig, la popularmente conocida como del Obelisco. En sus inicios, la peluquería formaba parte del Bar Olímpic, junto a la pastelería Royalty, otro de los establecimientos con más solera de la zona. De hecho, se podía tomar café y cortarse el pelo o afeitarse en el mismo local, que acogía espacios dedicados al billar o el Club Social Lambretta.

Al cierre del bar, la propiedad lo separó de la peluquería, que quedó como un espacio independiente, gestionado por dos primos, Mateu y Joan, de Costitx, pasando a llamarse Alta Peluquería Mateu. En 1965 apareció una figura clave, la de Paco Rodríguez, padre de Vicente. Poco después, Mateu abandonó el negocio, dedicándose al mundo de las motos, y el local pasó a llamarse peluquería Jupa, iniciales de Juan y Paco.
Al morir Joan, Paco se hizo con las riendas del establecimiento, que pasó a llamarse en 1980 Peluquería Rodríguez. Hasta 2025, cuando su hijo Vicente se vio forzado a parar tras empezar a trabajar en ella en 1994, para tiempo después asumir en solitario el negocio. «Han sido muchos años y amistades. Todavía mantengo contacto con la gente del barrio y se interesan por mí, por mi salud», explica Vicente, que se muestra «triste» por tener que poner fin a esa etapa «justo cuando se cumplían 80 años....».
Por allí han pasado varias generaciones de vecinos y palmesanos que esperaban pacientemente su turno para cortarse el pelo, acicalarse o afeitarse, en un ambiente de peluquería de toda la vida, manteniendo sus sillas y mobiliario de siempre. Era una seña de identidad que hacía de este establecimiento algo diferente y que permitía regresar al pasado durante unos minutos.
Y señala la dura competencia que suponen otros establecimientos del sector que han crecido en la barriada y por todo Palma. «Es espectacular, por todos lados, incluso al lado de lo que era mi peluquería. Es difícil poder competir con ellos y sus precios, no ayuda...», añade Vicente. 80 años después, la Peluquería Rodríguez ya es historia. Su luminoso inconfundible ha sido retirado y la barrera está bajada a la espera de un nuevo destino.
Un altres negoci nostres que desapareix.. Ara que possaran un kebab o un xibiu d'aquests que hi ha per Tota sa ciutat???