A pocos metros de uno de los asentamientos de caravanas más importantes de Mallorca empieza a crecer la población de este tipo de vehículos y residentes, forzados a vivir sobre ruedas ante la emergencia habitacional y la crisis de vivienda que castiga a la Isla. Al otro lado de la vía que une Son Oliva con las piscinas de Son Hugo, cuyo aparcamiento reúne a centenares de estas personas, se levanta poco a poco un nuevo espacio residencial en la zona de Son Ferragut.
La facilidad para estacionar, la tranquilidad de la zona, en la que cada vez viven más personas, además de existir un polideportivo municipal, son alicientes que atraen a estas personas, que por falta de espacio en Son Hugo o por la comodidad de tener más espacio, han acabado por aparecer en esas calles, al amparo mayoritariamente de las farolas que les dan luz.
Porque varias caravanas estacionan y en ellas pernoctan y hacen vida sus habitantes en las calles de Son Ferragut, especialmente en las que no hay construcciones. La imagen empieza a llamar la atención de los residentes, e incluso de los vecinos de Son Oliva o la zona de Arxiduc, próxima a la ubicación de estos vehículos que, todavía en poca cantidad, empiezan a hacerse notar dentro de una tendencia que se expande por diferentes puntos de Palma.
Todo, pese a la incertidumbre existente en torno a la nueva ordenanza municipal que pondrá en marcha el Ajuntament de Palma y que compromete la presencia de estos vehículos en la vía pública, pese a los acercamientos de posturas entre Cort y los colectivos caravanistas para intentar buscar una solución que les permita convivir en unas condiciones adecuadas para el desarrollo de esta actividad a la que la mayor parte de han visto abocados por la situación de la vivienda en las islas.