Se está convirtiendo en una imagen más que corriente, especialmente en la periferia de Palma. Aunque el volumen de chabolas y barracas que se levanta en este asentamiento está muy por encima de la media, mostrando una composición medianamente ordenada, además de separaciones por grupos o nacionalidades, como asegura uno de sus moradores, Javi, un mallorquín que ocupa uno de los habitáculos ubicados en la parte más alejada de la carretera de Establiments.
Multitud de carros de la compra procedentes de un centro comercial próximo, pequeños huertos, incluso un corral en el que gallinas, gallos y hasta un pavo real delatan el carácter fijo del asentamiento, en el que algunos juguetes o un columpio delatan la presencia de menores a cargo de las familias que allí habitan.
Camufladas entre la vegetación, pilas de basura se amontona en los extremos, mientras, al tiempo que se avanza por los caminos, no acaba la espiral de infraviviendas, en las que, en contados casos, asoman algunos de sus moradores, que recelan de la presencia de extraños que, como relata Javi, en algunos casos han amenazado incluso con incendiar las chabolas, en las que habitan rumanos, marroquíes y algunos españoles, que se han convertido en minoría.
Al otro lado de lo que fue el complejo Riskal y de varios bloques de viviendas desde los que se observan el asentamiento, la acumulación de residuos por parte de algunos -no todos- sus residentes genera preocupación, especialmente en los meses de verano, ante el posible peligro de incendio que puede acarrear esa cantidad de basura que aparece, especialmente, a las afueras del poblado, que limitan ya con el tramo descendente hacia Can Valero.
No muy lejos se hallan otros asentamientos ya habituales dentro de este singular mapa de la emergencia habitacional de Palma, que se extiende a escenarios como Germans Escalas, Sa Riera o el Nou Llevant, aunque este último destaca por el volumen de personas, centenares, que habitarían en las diferentes chabolas, que llevan presentes desde hace «cuatro años, por lo menos», dice uno de sus habitantes.