El antiguo cine Fantasio se ha convertido en un dolor de cabeza para los vecinos de Pere Garau. La Policía Local tuvo que dar aviso el pasado domingo a los bomberos de Palma para que acudieran a la calle Joan Bauzà número 12, donde se encuentra el local. El mal estado de la fachada del edificio provocó que varios cascotes se desprendieran y cayeran sobre tres vehículos que estaban aparcados en la vía pública. Para preservar la seguridad, los bomberos revisaron la fachada, a la altura del primer piso, y retiraron todo el material que pudiera caer al suelo, ocasionando más daños materiales y/o personales.
Esta antigua sala X, cerrada desde hace más de 40 años, está en estado ruinoso. De hecho, los vecinos de las inmediaciones «llevan un tiempo denunciando los desperfectos de la fachada y de la cubierta», explican desde la Plataforma vecinal Flipau amb Pere Garau. Además de su precario estado, también critican que el tejado se ha convertido en la zona de descanso de «muchas palomas», lo que agrava las molestias.
En noviembre de 2018 el Ajuntament de Palma se comprometió en el Pleno municipal, por unanimidad, a adquirir de manera urgente solares y/o edificios aptos para dotar Pere Garau de equipamientos que permitieran la articulación social de la barriada. «El cine lleva más de 40 años cerrado y el barrio necesita equipamientos públicos. Hay una falta de interés general y sentido común. Llevamos cinco años esperando y seguimos sin centro cívico y con una biblioteca minúscula», puntualizan. La idea de los residentes pasa por rehabilitar y acondicionar, por ejemplo, este inmueble para que se pueda emplear con fines sociales y dotar al barrio de más servicios públicos.
Además, remarcan la necesidad de sanear un edificio que data de 1936 y que es obra del arquitecto Guillem Forterza, que si bien «no está catalogado, tiene un valor arquitectónico». Aunque se desconoce cuál será el futuro del Fantasio y si el Consistorio planea alguna actuación en el espacio a medio plazo; lo que está claro es que ya poco queda de lo que fue. Por donde hace más de medio siglo se entraba discretamente para ver películas pornográficas ahora hay que pasar con cuidado por si se cae un trozo de pared en cualquier momento. Los descolchones sobre la fachada son más que evidentes.