Corinna Berkofsky, alemana afincada en Mallorca, asistió el sábado pasado a la manifestación convocada por Banc de Temps en contra de la masificación turística en Baleares, y el problema que genera con el precio de la vivienda, con una amiga, también alemana, con la que hablaba durante el recorrido en su lengua materna: «Nos miraban como diciendo '¿Qué hacen estas aquí'?», recuerda.
Ella lleva 30 años viviendo en Andratx, de hecho «mi hija nació aquí». Se sigue sintiendo alemana y sabe que no es mallorquina, pero reconoce que «ama profundamente» la Isla y que está interesada en su protección y su prosperidad. Este amor por la tierra la animó ha participar en la manifestación, ya que comparte el parecer de los residentes. Sin embargo, no le gustó ver carteles que rezaban «Deutschen raus» (Fuera alemanes).
Este hecho le chocó y le empujó a redactar una carta -que le gustaría que llegara a Banc de Temps-, en la que explica que «durante la marcha nos sentimos incómodas por la mirada de la gente». En relación a los carteles, es tajante: «Me parecen muy discriminatorios y racistas». A su juicio «los 'guiris' que compran y alquilan las casas no son la raíz del problema, sino la política y las leyes que, desde hace décadas, apoyan el sobreturismo y la sobreconstrucción».
«Habría que tener una visión más amplia de la situación: donde hay compradores, hay vendedores, y estos en su mayoría son mallorquines, que venden sus casas a extranjeros, porque son los que pueden pagar los altos precios que piden», razona en el escrito. «Todos sabemos lo que pasaría si los 'guiris' se fueran de la Isla, muchísima gente se quedaría sin trabajo y tampoco podrían pagar las viviendas», añade.
Corinna acaba su carta con un dicho alemán que dice «wir ziehen alle an einem Strang», que se traduciría como «todos tiramos del mismo lado de la cuerda» y añade que a los extranjeros que están en Mallorca «nos gustaría estar incluidos para participar y ayudar».