Un numeroso grupo de vecinos de la calle Pablo Iglesias, pero también de Antoni Frontera y Julián Álvarez, en la zona de la plaza del Obelisco, denuncian las graves molestias que les supone «tener una discoteca ilegal debajo de casa». En los nueve años que lleva abierta, han puesto más de un centenar de denuncias y el ruido afecta a varios edificios.
Los vecinos denuncian que The 2 «tiene licencia de bar musical pero en realidad ejerce de discoteca. Tiene actuaciones en directo, espectáculos en el escenario y cada fin de semana rebasa el aforo, que oficialmente es de 50 personas».
Sin embargo, unas obras ilegales que llevaron a cabo hace un par de años les permitieron ampliar el local y dicen que ahora es fácil que un domingo se junten doscientas personas en su interior. «No tienen salida de emergencia y un día pasará una desgracia, la misma que ocurrió en Murcia, con un incendio en una discoteca que se cobró muchas vidas», dicen los vecinos.
Por si no fuera suficiente, los vecinos advierten que «en las últimas semanas están cerrando más allá de las cuatro y media pese a que por su licencia deben estar abiertos hasta las cuatro. Pero llamamos a la Policía Local y no nos hacen ni caso». Además, la clientela se reparte por toda la calle y consumen alcohol y «hemos visto condones tirados entre los coches. En la calle hay un jolgorio tremendo y no podemos dormir».
La situación se ha agravado de tal manera que hay residentes que han optado por irse a vivir a otro sitio y «los propietarios se muestran muy agresivos. Nos han llamado al portero de madrugada cuando les cerraron por pasarse de hora, de aforo o decibelios. En las viviendas de al lado ponen el Shazam y el móvil es capaz de reconocer las canciones». Con la llegada del verano, «la calle se llena de guiris que vienen de juerga. La calle Pablo Iglesias se parece a Magaluf», aseguran los vecinos.