Acaba de entrar en vigor pero ya está haciendo estragos en el mercado inmobiliario. Los comerciantes de Palma miran con recelo la aplicación del decreto de emergencia habitacional, que desde el jueves, cuando se aprobó su zonificación en el pleno del Ajuntament, permite la conversión de locales en viviendas. Aunque y se lleva haciendo hace meses de manera ilegal. Un comerciante de Palma advierte indignado que «no me han dejado renovar el alquiler de un almacén para el material. Pagaba 1.000 euros en el extrarradio. El dueño lo ha convertido en cuatro viviendas por las que cobra 900 euros cada una».
«Estamos preocupados. Hay locales que no están en alquiler y están vacíos, pendientes de que puedan reconvertirse en vivienda», advierte Toni Gayà, presidente de Afedeco. Y asegura que en los últimos meses se han disparado los precios de los locales comerciales hasta un 70 por ciento. «Estamos viendo que hay incluso almacenes que se están transformando para alojar personas, aunque sean ilegales, debido a la escasez de viviendas», asegura el presidente de la patronal.
Hay una nueva expectativa de negocio inmobiliario que ha hecho que se muevan piezas en el tablero palmesano. El pequeño comercio, mientras tanto, intenta soportar un nuevo golpe aunque en los últimos años ha ido cerrado sus puertas. Ya han dado por perdido el Casc Antic, cuyos alquileres han dejado fuera de juego a los comerciantes.
«Los inversores ya han tomado posiciones y tienen locales ya ojeados para reconvertirlos. Pero es que la mitad de los pequeños comercios que están cerrando lo hacen porque los precio del alquiler son muy altos», se lamenta Gaya, que asiste como espectador a un cambio de escenario comercial que se extiende más allá del centro a los barrios del Eixample.
La escena la cuenta una pareja de jóvenes emprendedores. Pagan 1.500 euros de alquiler por un local pero la propietaria decide quedarse con la mitad del espacio y la otra mitad sube de precio, mecida por esta ola de revalorización del metro cuadrado comercial.
«Estamos viendo que hay comercios que en Jaume III han tenido que cerrar después de décadas porque les han vuelto a subir el alquiler a precios insostenibles. Al final les sale más barato irse a un centro comercial», denuncia Gayà. Y otro dato inquietante: el pequeño comerciante puede destinar alrededor del 50 por ciento de su facturación al pago del local en el que se aloja. «A eso hay que añadirle impuestos, luz, agua... Por eso van desapareciendo los comercios de toda la vida de las calles de Palma», advierte el presidente de Afedeco.
Rentistas
La patronal está preparando un censo de locales para saber cuáles se destinan finalmente al pequeño comercio, pero el sector está viviendo una transformación muy rápida, acelerada por la aprobación del decreto de emergencia habitacional. Y advierte que ahora mismo sale más rentable destinar estos espacios a hacer viviendas que para un pequeño negocio. En la actualidad se pueden llegar a pedir hasta 3.000 euros al mes por el alquiler de un local de tamaño medio en el Eixample.
«En Palma hay mucha gente que vive de los alquileres y se retira de trabajar. Son rentistas. Y el comerciante tiene que arriesgarse y trabajar un montón de horas. Hay que hacer todo lo posible para pagar el precio del local que le exigen ahora», denuncia el presidente de Afedeco. A ese problema se añaden los costes de la insularidad y la feroz competencia de grandes cadenas y el comercio electrónico.