«Yo paso mucha pena, todo esto nos recuerda a Camp Redó». El vicepresidente del Mercat municipal de Llevant, Miquel Pizá, habla en nombre de todos los tenderos al denunciar el temor con el que ven que se acaba 2023 y su situación contractual no está regularizada.
La concesión de los puestos se terminó hace dos años y desde entonces «estamos con una prórroga», explica. Cada mes pagan un alquiler al Ajuntament tras un acuerdo sin las necesarias garantías jurídicas. En la actualidad, «hemos tenido reuniones con los nuevos políticos que se han comprometido a arreglarlo», añade Pizá. Conocen los tiempos pero no tienen clara la intención. «No nos van a prorrogar más, quieren sacar una concesión nueva pero no saben cómo», dice.
Miquel Pizá explica que todos los mercados municipales salvo el de Llevant son administrados por una misma concesión y «quieren que entremos en esto, que sea algo global». La idea no les parece mal, pero les inquieta el precio a pagar pues «igual nos sale más a cuenta abrir un nuevo establecimiento que mantener éste», argumenta uno de los afectados.
El hecho de que la situación no sea la deseada, hace que los puestos que se han ido cerrando no encuentren substitutos que quieran abrir en su lugar. «Cuando dices que faltan meses para terminar la concesión nadie quiere venir, desincentiva a la gente», señala Pizá. «Hace meses, en mayo, cerró el zapatero que tenía otro negocio», señala hacia los establecimientos exteriores.
En la parte de dentro hay un gran supermercado que ocupa el 80 % del espacio. «Antes todo esto eran puestos pero la gente dejó de venir, se cerraban y no abrían nuevos», recuerda. Lo cierto es que la gran superficie ejerce ahora de «gancho» para los consumidores. Los tenderos que quedan reconocen que «al menos no parece que esté abandonado», por lo que la continuidad del Mercat de Llevant «depende también de esta gente».
Quedan menos de tres meses para que termine el año y de momento sólo saben que se quiere cambiar el sistema pero sin concretar. «A ver qué pasa el 31 de diciembre, a ver qué hacemos», dicen los comerciantes que tienen el compromiso de Cort de que «mientras hagan los papeles no nos cerrarán».
Quedan cinco tenderos en el interior y otros tres negocios en la parte de fuera y el sentimiento es de resignación. «La relación con Cort siempre ha ido fatal y creo que ha sido igual con todos los mercados municipales. Los anteriores no sabían cómo arreglarlo, luego no les daba tiempo y al final no hicieron nada».
Punto de vista
La cúpula, rota y deteriorada, necesita arreglo
Aseguran los comerciantes que la cúpula de fibra del Mercat de Llevant está rota y se necesita o arreglarla o poner una nueva porque el recinto tiene 37 años y puede resultar peligroso. Y es que la falta de una concesión hace que el mantenimiento de la infraestructura no se lleve como debería. Como se recordará, ya en su día fue el mismo Ajuntament quien debía responsabilizarse de las obras del cerrado mercat del Camp Redó.