Los buses de la EMT de Palma volverán a ser de pago a partir de enero de 2024. El anuncio este pasado jueves por parte del regidor de Movilidad, Antoni Deudero, ha dado de que hablar entre los ciudadanos, causando división de opiniones, la mayoría, recelosas de tener que volver a cargar la tarjeta ciudadana o sacar el monedero al entrar al bus.
Ultima Hora ha querido pulsar el sentir popular de la medida del Ajuntament de Palma a través de una encuesta en redes sociales. A la pregunta: «¿Qué te parece que el bus vuelva a ser de pago? ¿Dejarás de utilizarlo?» se han recopilado más de 400 respuestas en el lapso de tres horas. De ellas, destaca que la mayoría responde en afirmativo: «No lo dejaré de usar, pero sí que iré mucho menos en bus que como lo he hecho este año», «Es un abuso, porque somos los de a pie los que siempre pagamos y los que no tenemos medios», «Me parece fatal, otras ciudades europeas lo mantienen gratis sin problema ¡Palma tendría que seguir ese camino y ser ejemplo!», «No entiendo que un año sea gratis y otro no». «Ya no lo usaré. Normalmente cogía el bus para no gastar gasolina y ayudar al medio ambiente», remarcaba otra lectora.
Precisamente, muchas de las críticas recibidas por los lectores a través de la encuesta se han centrado en el efecto contraproducente que podría suponer la vuelta al servicio de pago en cuanto a la movilidad sostenible y al fomento del transporte público: «Si queremos fomentar el transporte público hay dos opciones: o gratuidad o mejorar la infraestructura», subrayaba un usuario.
«Es lo que toca!»
Las opiniones no son de lejos homogéneas. De hecho, en el lado contrario, otra parte de las respuestas no critican, sino que agradecen que la EMT vuelva a ser de pago: «Es lógico y correcto. Lo que no tiene lógica es que se tenga que pagar entre todos para beneficio de pocos», postula un lector. «Es lo que toca! Es insostenible mantenerlo gratis y no subir impuestos», «Nos estamos acostumbrando a que todo sea gratis y eso es inviable», «Que lo pague quien lo usa», han sido otras de las declaraciones en este sentido.
Gratuidad o no aparte, de las respuestas recibidas han sido muchas las que han pedido mejoras en las frecuencias y en los propios buses. Los usuarios se quejan del alto precio de los billetes, así como de los retrasos en los itinerarios y la falta de conectividad. «Al volver a ser de pago, espero que al menos se note en la calidad del servicio», sentencia uno de los encuestados.