Justo este jueves se cumplía un año del accidente en el que un bus del TIB se empotraba en una fachada de un edificio de seis vecinos en la calle Espartero de Santa Catalina destrozando al menos dos balcones. Tras meses lidiando con la aseguradora, los vecinos no pueden más. Se sienten ninguneados, ignorados y sobre todo, estafados.
Han pagado 19.000 euros por el arreglo, 9.000 de los cuales siguen sin abonarse, en base a numerosas peticiones de justificación por parte de los representantes del Govern. La presidenta de la comunidad, Pepa Manzano, lamenta el periplo por el que les han hecho pasar, porque «no hemos generado nosotros el problema, no ha sido un mal mantenimiento. Tú estás tranquilo en tu casa y se estampa un autobús».
Tras el suceso «estuvimos esperando que se pusieran en contacto con nosotros, pasó el tiempo y nos pedían que les remitiéramos los prespuestos», explica, pese a que solicitaban que se encargara la aseguradora, ésta les negó la opción. Eso sí, sus peritos tasaron en 10.000 euros el arreglo, una cifra inferior a todas las que solicitaron. «Se acabó el año sin reparación. Hasta que se nos notificó que la comunicación debía pasar la inspección de edificios de forma inmediata y nos pusimos más nerviosos».
Fue la comunidad de vecinos quien tuvo que encargarse de la reparación con un fondo de 10.000 euros, el coste final tuvieron que asumirlo con el compromiso de que les sería devuelto. Sin embargo llevan desde antes de verano viendo como les dan largas, «debemos justificar las facturas una y otra vez».