Fernando Escobar no gana para disgustos. Es uno de los payeses del Pla de Sant Jordi que está sufriendo en sus carnes (y en sus tierras) la sequía que está haciendo estragos en sus cultivos. Si la falta de precipitaciones no fuese suficiente, a esto se le suma que no puede regar por averías en las tuberías de Emaya. Si a principios de este año tenían problemas, ahora se viven auténticos dramas.
«No podemos regar, la tierra está seca y yo he tenido que recoger la alfalfa que solo mide un palmo y ya está toda nacida. Si el año pasado recogí 250 balas, este año solo han sido 30», cuenta desesperado Fernando Escobar, que no puede evitar que se le escapen las lágrimas. Está cultivando ocho hectáreas y su problema es el mismo que el de otros payeses de la zona, con terrenos de hasta diez hectáreas cada uno, que se están arruinando por la sequía.
La tubería de Emaya que tenía que servirles agua se rompe cada dos por tres. Su renovación costaba un millón de euros y la empresa pública se negaba a acometerlo, mientras que el arreglo tendría un coste de 300.000 euros. Emaya señala que se trata de un asunto que debían costear los payeses. Éstos afirman que la tubería es pública y tienen derecho a riego. Mientras tanto, se procedió a instalar filtros pero ahora solo pueden regar dos payeses. Los demás, ni una gota.
«Aquí pagamos todos a la Comunidad de Regantes de Sant Jordi. Si no nos cambian la tubería, que nos hagan el arreglo, que cuesta 300.000 euros. Pero no se puede pedir que mantengamos la agricultura y luego nos dejen sin agua», cuenta desesperado Escobar. Tan desesperado como el resto de los agricultores. No pueden regar sus tierras desde hace meses y los cultivos y los árboles están sufriendo. El año perdido. Curiosamente, a unos pocos metros de sus tierras cuarteadas por la sequía está el flamante tanque de tormentas.
«No podemos seguir así, necesitamos una solución ya», cuenta Escobar en nombre de todos sus compañeros. Los agricultores del Pla de Sant Jordi afectados cuentan con un total de 100 hectáreas y llevan meses soportando la sequía. Sin riego ha resultado imposible sacar adelante la cosecha. Ya hace meses se quejaban de que les animaban a seguir manteniendo la actividad agrícola en el municipio, al fin y al cabo son los últimos payeses del municipio, pero ahora mismo están ahogados por la sequía.
En el caso de Fernando Escobar, se le suma la pérdida de corderos que le está arruinando. «Un operario de Emaya dejó la barrera abierta y el 24 de diciembre me entraron a robar 26 corderos. Fue denunciado a la policía y no sabemos nada. Tuve que quedarme a hacer guardia por las noches. Pero es que antes, el 13 de diciembre, entraron unos perros y mataron a 66 corderos y tres ovejas. Y el seguro no se quiere hacer cargo».
Escobar arrastra unas pérdidas de nueve mil euros solo en ganado, sin contar lo que ha dejado de cosechar este año. «Si es que encima pagamos alquiler por las tierras. Y así es imposible», cuenta Escobar. El campo sufre un año más y los payeses se están quedando sin fuerzas.