Unas 15.000 personas han abarrotado este fin de semana Sant Jordi para asistir a una de las ferias gastronómicas monotemáticas más veteranas de Mallorca. La Fira del Caragol, que se celebra en esta barriada palmesana desde 2001, solo es superada en antigüedad por la Fira de la Mel de Llubí, que arrancó en 1999, según subraya Josep Maria Lendínez, coordinador del evento. Durante la feria, además de degustar y comprar todo tipo de caracoles cocinados y otros productos gastronómicos en una treintena de puestos, los asistentes han podido disfrutar de una ensaimada gigante de dos metros de diámetro, pasacalles, artesanías, talleres familiares e infantiles, exposiciones de herramientas antiguas y motos clásicas, conciertos, ball de bot, poesía, catas de vinos y platos típicos, demostraciones culinarias e incluso un concurso de decoración de mesas. Por supuesto, tampoco han faltado las tradicionales carreras de caracoles.
Como cada año, la feria ha contado con la participación de criadores, productores y comercializadoras de caracoles de Mallorca, además de empresas relacionadas con otros productos gastronómicos como quesos, vinos o aceites. El objetivo del evento es potenciar la gastronomía del caracol y dar a conocer los posibilidades culinarias de este molusco, así como promover las granjas de caracoles que hay en Mallorca. «La feria arrancó hace ya 22 años con la filosofía de recuperar los terrenos agrícolas del Pla de Sant Jordi que habían quedado en desuso o abandonados, para hacer ver a los jóvenes que este tipo de actividad es una salida viable económicamente», recuerda Landínez.
«Sant Jordi siempre fue una zona ganadera, pero llegó un momento en que las ferias tradicionales dejaron de celebrarse. Hasta que decidimos montar esta nueva feria, que dedicamos al torno al caracol porque es un producto con gran arraigo y muy apreciado en Mallorca. Este encuentro sirve, además, para activar a todo el pueblo: comercios, restauración, entidades,... Cada año, el cartel es seleccionado de las propuestas dibujadas por los alumnos de la escuela pública de Sant Jordi», destaca.
Uno de los puestos que han ofrecido diversas recetas con este molusco como protagonista, como el 'frit de mè' con caracoles, ha sido es de la Colla Caragolera de Sant Jordi. «Hemos hecho dos paellas de caracoles para 300 personas cada una. La receta la inventamos el primera año de la feria: se acabó toda la comida y solo nos quedaba caldo de caracoles, así que improvisamos un arroz», narra Sebastià Ramis Serra, uno de los miembros de la Colla, que ha cocinado 650 kilos de caracoles para este evento.
«Somos de Son Ferriol, pero mi abuela era de Sant Jordi y mis padres viven aquí», explica Cristina Oliver, que viene cada año a la feria. «Es una fiesta muy importante para el pueblo y los vecinos la viven muy intensamente. Además, viene muchísima gente de fuera. Basta ver lo lleno que está el aparcamiento», remacha.