Primeros de mayo, a las puertas del inicio de la temporada turística pura y dura, y los accesos a Palma ya están colapsados. Las horas punta son criminales y la desesperación cunde entre los conductores, que se quedan clavados en el asfalto en esta inmensa romería que es entrar en la ciudad a primera hora de la mañana.
«De Cala Major al Portitxol he tardado una hora y media, ida y vuelta», se lamenta un italiano residente en la Isla, desesperado en el atasco del Passeig Marítim. Otros, como María, han desistido de usar el coche para ir de Inca a Palma a trabajar: «Cada día cojo el tren a las siete de la mañana, que además ahora es gratuito. No tengo que aparcar y encima llego puntual. No sé cómo el resto de la gente puede venir en coche, con el precio de la gasolina y luego alquilar un párking...».
Las cuentas económicas y temporales no salen. Y sin embargo, las carreteras están cada día atestadas. ¿Es una sensación o una realidad palpable? Las horas punta se dan de siete de la mañana a nueve para entrar en Palma, y a partir de las tres, hora en la que muchos salen de trabajar.
Desde la Plaza de España hasta la urbanización sa Torre hay 23 kilómetros de distancia. Si a la ida, por la mañana, se necesitan 25 minutos para realizar este recorrido, a la vuelta no baja de 31 minutos. Con suerte. Las retenciones son habituales en esta zona donde transitan los miles de residentes de las urbanizaciones. El carril VAO cuenta con cierto tráfico, pero anda mucho más despejado que los otros dos carriles. Aunque ha habido quejas, una petición de Change.org para retirar el carril VAO solo ha conseguido 250 firmas.
Vistas las cifras, no es de extrañar el atasco en esta vía. Según los datos que maneja el departamento de Carreteres del Consell de Mallorca, a la altura de Can Pastilla, donde desemboca la vía de las urbanizaciones, pero también el tráfico que proviene de Llucmajor, Campos y Felanitx, el recuento de Intensidad Media Diaria de 2013 revela que pasaban cada día por esa vía 66.431 vehículos. El año pasado, la cifra ascendió a 113.889 coches diarios, es decir, un 71,44 por ciento más.
¿Y el Passeig Marítim? Desde la Plaza de España hasta Portopí hacen falta 27 minutos para recorrer 6,2 kilómetros, aunque cuando hay tráfico despejado solo hacen falta 14 minutos. Las obras de remodelación de la zona están ralentizando el tráfico. La situación no mejora en la vía de cintura, con un límite de velocidad de 80 kilómetros por hora que ha conseguido reducir la mortalidad. Desde el Palau de Congressos hasta Portopí, con un total de 15,5 kilómetros por la vía de cintura, por la tarde es posible tardar 20 minutos, aunque sin tráfico solo se tardan 13.
Inca-Palma: los 29,6 kilómetros que separan ambas ciudades suponen 30 minutos de trayecto o 60 en hora punta. En 2013, el Consell de Mallorca detectó de media diaria la presencia 88.677 vehículos en la entrada de Inca en la vía de cintura. En 2022 las cifras se han disparado un 24,88 por ciento al ascender a 110.743 vehículos.
En el trayecto Manacor-Palma, con 51 kilómetros y 49 minutos de trayecto en un tiempo razonable, el tráfico también se ha incrementado de manera considerable: de 26.396 vehículos en 2013 a 31.989 contados el año pasado, lo que supone un alza del 21,19 por ciento.
Más residentes
Según la doctora en Geografía por la Universitat Autónoma de Barcelona Margalida Mestre, autora de la tesis Ciutat i territori de Mallorca: una aproximació al sistema urbà mallorquí, donde ha estudiado los accesos a Palma, así como la movilidad residencial y laboral de los municipios. «El área metropolitana geográfico de Palma se extiende por un continuo urbano de Calvià, Marratxí y Llucmajor. Es la ciudad continuada», explica Mestre.
«El fenómeno que nos encontramos en la investigación de la tesis es que Palma ha tenido un gran crecimiento de población, siguiendo la macrocefalia clásica de la ciudad, pero con los diferentes booms turísticos la población se ha dispersado por toda la Isla. Y han aparecido otros centros importantes en cuando a movilidad, como las zonas turísticas, Inca o Manacor», explica Mestre. La dispersión de la actividad económica, ya sea la turística o la comercial, ha esparcido los puestos de trabajo «y no solo en Palma, por lo tanto, la movilidad se ha incrementado en toda la Isla, aunque Palma sigue siendo el punto más importante».
Y Mestre apunta a otra dirección. Si en Palma se ha incrementado la población, «también lo ha hecho en otros municipios metropolitanos. Muchas personas se han ido a vivir a Calvià, Esporles, Santa Maria... Ya sea por el efecto pandemia como por el incremento del precio de la vivienda».
Y aún así, siguen trabajando en Ciutat. De ahí que cada día el atasco se reproduzca a primera hora de la mañana. «Incluso en el transporte público se ha notado un incremento de usuarios», añade Mestre. Pero ojo, al aumento de residentes (y sus coches), hay que sumar el número de turistas. Hay más coches de alquiler y claro, esto se nota».
La temporada turística se alarga prácticamente todo el año y en febrero, por primera vez en su historia, la Isla contó con más de un millón de personas al mismo tiempo en su territorio en pleno invierno. Si en 2013 el INE contabilizó 866.568 residentes en Mallorca, el año pasado se alcanzaron los 956.785 habitantes, lo que supone un 10,41 por ciento más en solo nueve años. El número de turistas, por otro lado, ha sufrido un incremento mucho mayor. En 2013 llegaron a la Isla 9,4 millones de visitantes, mientras que el año pasado se alcanzaron 11,4 millones, es decir, un 21,28 por ciento más. Y a esto hay que sumar los vehículos: de 514.018 vehículos de 2013 a los 586.960 turismos de 2022, un 14,19 por ciento más. Con estos mimbres, no extrañan los atascos.