Se escudan en locales de masajes asiáticos que llevan a cabo tratamientos de belleza como pedicura, manicura y depilación. Sin embargo, los vecinos dicen que la clientela está formada por hombres, sobre todo turistas en plena temporada alta. Los residentes de Son Armadans y El Terreno levantan ahora la voz por la proliferación de locales de masajes en la calle Monseñor Palmer, Marquès de la Sènia, la plaza Francesc Rosselló, Monseñor Palmer y Joan Miró.
Ante las posibles dudas de la actividad que se lleva a cabo en estos locales, las reseñas de Google las aclaran: «Muy buen masaje y el final feliz, el mejor que me han hecho entre todos los centros que he estado». Los horarios, además, no son los habituales de un centro de estética: abren desde las nueve de la mañana hasta las once y media de la noche.
«Se nota que hay más negocios nuevos de masajes, sobre todo en Joan Miró. Salen como hongos». Así se manifiesta la presidenta de Teresa Alonso, de la Associació de Veïns de El Terreno, voz de los residentes ante la apertura de nuevos establecimientos dedicados a esta actividad. «Nadie quiere un negocio así en su barrio aunque es verdad que no provocan molestias», dice Alonso.
Catalina Llompart, presidenta de la Associació de Veïns de Son Armadams, advirtió de que «este barrio está olvidado de la mano de Dios y de los políticos. Creemos que estos locales son prostíbulos encubiertos y vemos entrar hombres a todas horas». Llompart asegura que este tipo de negocios se han unido a los clubs de toda la vida que se encuentran en s'Aigo Dolça, donde se ejerce la prostitución. Llompart critica con dureza a los propietarios de locales que alquilan para abrir este tipo de negocios: «Quieren cobrar y les da igual el negocio que se abra».
Vecinos y comerciantes asisten atónitos a la apertura de estos establecimientos. «Cada local que se queda vacío se convierte en un negocio de masajes. Antes en Marquès de la Sènia había una papelería que ahora es un local de masajes», dice una residente.
Un comerciante denuncia que «comparto el contador de agua con un local de masajes y me han llegado facturas de hasta 200 euros al mes. Tuve que hablar con la gestoría que lleva el local vecino. Las mujeres también viven allí dentro del local y cuando llega la temporada alta pasan de ser dos a cinco. No es justo que compartamos estos gastos». Los vecinos muestran su preocupación por las mujeres que trabajan en estos negocios, dadas las inacabables jornadas de trabajo que se alargan hasta la noche. Además, abren los 365 días del año.
Desde Casal Petit, entidad que se dedica a la atención de mujeres que se dedican a la prostitución, advierten que «no podemos confirmar esta actividad porque no podemos entrar en ellos. Nos ponen pegas cuando vamos desde las entidades…». Por su parte, el regidor de Justícia Social, Feminisme i LGTBI, Alberto Jarabo, advierte que «la prostitución está cada vez más deslocalizada y es difícil acceder a estos espacios».