El centro de Palma esconde un sin fin de lugares por descubrir para quien sabe mirar. Entre sus callejones estrechos, los suelos empedrados o los edificios con diferentes clases de estilos, existen muchos secretos que componen parte de su encanto. Aun así, hay un sector que en ocasiones puede pasar desapercibido pero que también forma parte del gran atractivo de Ciutat: los comercios emblemáticos. La mayoría de ellos son centenarios y siguen regentados por las mismas familias sin perder su auténtica esencia. Por ese motivo, para encontrar algunos de los tesoros mejores guardados de Palma y conocerlos un poco mejor hemos elaborado una ruta con algunos de ellos.
Empezamos el recorrido en la Cerería La Real, situada al lado del Hospital General. Este local especializado en cirios se inauguró entre los años 1917 y 1923 de la mano de Enrique Vives, director de la revista Baleares. Sin embargo, no fue hasta 1989 que el negocio pasó a estar regentado por Guillem Ramis, anterior proveedor, y quien le puso el nombre de Cerería La Real, ya que elaboraba los cirios de forma artesanal en su fábrica de Secar de la Real. Esta original tienda aparte de vender cirios de varios tamaños, que son muy demandados por las personas que van a visitar el Cristo de la Sangre, también tiene a la venta otros artículos como rosarios o figuras de santos.
Seguimos adentrándonos en el centro de Palma, muy cerca de la calle de les Caputxines, hasta llegar a la Bodega Bellver. Quizá este negocio puede ser más conocido que otros pero es interesante descubrir la gran historia que esconde detrás. Todo comenzó en 1920 cuando la familia Ramis decidió fundar la Bodega Bellver como la típica licorería, la tienda de vinos a granel del barrio. Posteriormente, en la década de los sesenta, con Pere Ramis como propietario, habilitaron también un bar para poder degustar los productos que vendían. Y no fue hasta los años 60, con el boom turístico sueco, que empezó a formar parte de la ruta de Palma de noche. En los años 70, con Joan Roig al frente del negocio, se convirtió en un lugar para tomar llonguets. Años más tarde decidió jubilarse y uno de sus clientes habituales, Cliff Amengual, tomó las riendas de este emblemático local. Aunque haya cambiado varias veces de manos, las botas, sifones, y la colección de botellas de vino y licores siguen llenando sus paredes con el mismo encanto de siempre.
Nuestra siguiente parada es en la calle Jaume II, donde nos encontramos con la tienda Paraguas que lleva abierta más de 100 años. Actualmente, este local tan característico pertenece a Maribel Moyá y Maribel Segura, la tercera generación del negocio familiar. El local fue fundado en 1910 por Francisco Segura, que abrió la primera fábrica de paraguas en Mallorca. En aquella época, la oferta se limitaba solo a paraguas y bastones, pero más tarde, introdujeron los abanicos, los mantones, mantillas, peinetas y guantes.
A tan solo unos pasos está la Zapatería Estarellas. El local fue fundado en 1937 por Miquel Estarellas, que era fabricante de zapatos y vendía sus propios artículos. Tras su muerte, los cuatro hijos se repartieron los diferentes negocios y de esta tienda se hizo cargo su hijo Sebastià. En la actualidad es la zapatería más antigua de Palma y está regentada por Xisco Estarellas, nieto del creador. Desde que se abrieron sus puertas ha logrado sobrevivir a las diferentes crisis sin perder su esencia. A día de hoy la Zapatería Estarellas sigue ofreciendo su producto estrella, calzado de calidad fabricado en Mallorca.
Sebastián y Malén Gibert son la tercera generación que dirige la Carnisseria Cas Caparrot, un negocio situado en la calle Vidrieria, que abrió su bisabuelo a principios del sigo XX. La tienda ya tenía el nombre de Cas Caparrot, «un apodo que creemos que viene de cuando un día mi bisabuelo mató un cerdo muy grande y, como antiguamente no había vitrinas, puso la cabeza en un mármol justo a la entrada y, claro, desde la calle se veía un caparrot enorme y de ahí le vino el malnom a la carnicería», comentó Sebastián en una pasada entrevista en este medio. El negocio se dedica sobre todo a la venta de producto local y elabora todo tipo de productos cárnicos como salchichas, sobrasadas, albóndigas o hamburguesas.
Muy cerquita llegamos a otro establecimiento emblemático. En la calle de la Carnisseria se ubica uno de los hornos más antiguos de Ciutat, la Panaderia Fiol. Desde 1652 este pequeño negocio ha realizado su actividad, pero bajo el nombre de Forn d' en Garí o Forn d' en Gori. En la actualidad está regentado por Christian Aparicio, y aunque los años pasan, el pan moreno y la coca de crema siguen siendo sus especialidades. Sin embargo, tampoco hay que olvidarse de los cremadillos, los croissants y las palmeras.
En la Plaça del Banc de l'Oli está nuestro siguiente destino: Ca'n Sion. Aunque ahora es un comercio de pesca, originalmente se dedicaba a la colombofilia (cría y adiestramiento de palomas para convertirlas en mensajeras). En 1878 Melchor López fundó el negocio que en la actualidad regenta su nieto Andrés López. En sus inicios la tienda contaba con pocos artículos y la mayoría estaban hechos en un largo y costoso proceso artesanal, ya que no existía aún el nailon. El comercio, que siempre ha estado en la misma plaza, cuenta con dos tiendas más, una en Ciudad Jardín, donde se venden más productos de pesca submarina, y otra en es Portitxol, especializada en cebos.
El establecimiento Gomex, situado en la calle Velázquez, es el próximo comercio que visitamos. Aunque los hermanos Felip y Amador Arague Suau son los que abrieron el local en 1954, en la actualidad quien está al mando es Francisca Mesana, viuda de Amador. El negocio empezó con la venta de juguetes, guantes y hasta recipientes por estiércol. Sin embargo, ahora se ha especializado en manteles y alfombras.
Y ya llegamos a la última parada de esta interesante ruta, el Colmado Maneu. En 1962 Francisco Juan y Eulàlia Blanch eran los propietarios de este local que se inauguró como el cafè restaurante Ca Maganet. Posteriormente cambió de dueños y se convirtió en un colmado, hasta que finalmente volvió a la manos del matrimonio fundador. En la actualidad lo dirigen sus hijas Margarita y Francisca. La estructura del colmado sigue siendo la misma que la del restaurante de sus padres y también los recuerdos que se crearon allí.
Los nueve establecimientos emblemáticos recién mencionados son solo una pequeña parte de todos los que se pueden encontrar en Ciutat. No obstante, esta pequeña ruta, que se puede realizar a pie en una tarde o en una mañana, permite conocer un poco más su historia, sus productos y como son tanto dentro como por fuera. Una nueva forma de descubrir mejor la otra cara de Palma.