La empresa pública Emaya ha limpiado un total de 5.198 pintadas vandálicas en Palma durante el año 2022, más del doble que el año anterior cuando se retiraron 2.600 aproximadamente. Así lo ha indicado este viernes el presidente de Emaya, Ramon Perpinyà, quien ha dado a conocer el balance del servicio de eliminación de grafitis por parte de la empresa municipal durante el año pasado. Además, en 2022 se retiraron un total de 140 pintadas de edificios privados, más que en 2021 cuando fueron unas 100. El presidente de Emaya ha hecho una llamada a los vecinos de Palma para que se animen a utilizar este servicio porque «da buenos resultados y siempre reciben la enhorabuena».
En este sentido, ha recordado que los propietarios afectados por pintadas pueden solicitar el servicio con un precio bonificado de dos euros el metro cuadrado. También, Perpinyà ha subrayado que tener una ciudad «libre de pintadas vandálicas requiere también la colaboración ciudadana para promover comportamientos cívicos». Cabe recordar que el servicio de Emaya para eliminación de pintadas en edificios privados se solicita a través de un trámite en la web de la empresa municipal. El presupuesto que Cort ha destinado a la limpieza pintadas durante 2022 ha sido 331.270 euros.
Algunas de las principales actuaciones de limpieza de 2022 se han realizado en la Platja de Palma, en los accesos a Cala Major, los muros de Can Pere Antoni, los del Paseo del Molinar o las escaleras de Can Barberà. También, se han retirado pintadas en la plaza del Vapor, el bastió del Príncep, la torre den Pau de sa Riera, las paredes exteriores del parque verde de Son Castelló, el molino del Garleta, la zona de ocio canino de Joan Gris, el aparcamiento de la plaza de Madrid o sa Feixina.
Durante diciembre se ha realizado una importante actuación de eliminación de grafitis en el parque Pocoyó. El presidente de Emaya ha concretado que no existe una zona de Palma en la que se concentren más pintadas que en otras, sino que están presentes por toda la ciudad «con mayor presencia» en el centro. Igualmente, ha reconocido que ARCA lleva razón cuando critica la presencia de grafitis en edificios históricos, pero Perpinyà ha explicado que la limpieza en éstos conlleva otra serie de burocracia porque rige otra normativa.