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Contenedores bajo pago: una idea que convence (por ahora) a muy pocos

Críticas y dudas entre los ciudadanos ante el prototipo de gestión de residuos que se plantea en el congreso ANEPMA

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Juana Mas, Alejo, Alejandro Villalba, Jannet Vela, Mavi Bauzà y Marea Cortés. | Marina J. Ramos

| Palma |

La propuesta de los contenedores bajo pago está dando mucho de que hablar en la calle. La idea, salida del congreso sobre el futuro de la gestión de los residuos que tiene lugar estos días en el Palacio de Congresos de Palma, consiste en pagar por la basura que se genera, implantando contenedores que solo se abren si se paga antes con tarjeta. El objetivo sería abonar según la basura que se genera y concienciar sobre la importancia de su necesaria reducción. Sin embargo, pagar por un gesto tan sencillo y cotidiano como tirar la basura ha causado sorpresa, dudas y críticas entre los ciudadanos. Encuestados este mismo miércoles, muy pocos se mostraban partidarios de este novedoso sistema.

«Me parece fatal», concluye Gemma Moruno, nada más conocer la noticia de estos prototipos de contenedores. Critica que se plantee establecer sistemas que carguen al contribuyente cuando «ya se pagan impuestos sobre ello». «No lo concibo a modo de pago. Encima estamos en una situación como que vayan poniendo más impuestos», concluye. Jannet Vela no considera esta una medida efectiva y, en pro de la disminución de residuos, optaría, como tantos otros de los preguntados, por campañas de concienciación: «Que pongan spots para que la gente se conciencie. Me da pena, pero la juventud de hoy pasa del tema», apunta. Mavi Bauzà, de 29 años, defiende a las nuevas generaciones. Esta pollencina lo ve en su hermano de 18 años: la juventud es el colectivo más sensibilizado en cuestiones medioambientales. Pese a ello, la propuesta de pagar a la hora de tirar la basura al contenedor no la acaba de ver: «Creo que mucha gente, para no pagar, dejaría la basura en la calle». Este es uno de los principales efectos en los que la mayoría teme que acabe desembocando.

El regidor Ramón Perpinyà, frente al prototipo del nuevo contendor. Foto: Gemma Marchena.

El más partidario de la idea era Alejo, aunque, nada más conocerla, preguntaba: «¿A alguien le parece bien?». Aún así, consideraba que «quizá han hecho lluvia de ideas y de aquí sale algo bueno en un futuro». Mucho más contundente era Alejandro Villalba: «Me parece un desastre. Ya pagamos impuestos como para que paguemos doblemente. No tiene sentido que paguemos cada año un impuestos para las basuras y que ahora, además, tengas que pagar por ir a tirarla cada vez», cuestiona y ve la medida con sumo afán recaudatorio. «Hay mil maneras de educar a la población antes de que la vía económica». Juana Mas lo tiene claro: «Me da absolutamente igual». Así de tajante explica su descontento con la gestión de las basuras en Ciutat, que no cree que arregle este tipo de soluciones. «No se solucionaría nada. La gente tira lo que quiere y cuando quiere». El problema, dice, es el mal funcionamiento de la recogida de las basuras y «lo incívicos que somos los españoles».

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