«Nos preocupa qué pasará con los aparcamientos. No sabemos cómo la gente podrá venir hasta aquí. Y ahora, ¿dónde aparcaremos?». Así se manifestaron empresarios del Passeig Marítim, que están afrontando el inicio de la ansiada reforma de este espacio fundamental para Palma con un sabor agridulce: con ganas de dejar atrás la degradación de los últimos años pero con incertidumbre sobre cómo los palmesanos se acercarán a esta zona.
Otra de las preocupaciones son los plazos. «Dicen que tardarán 20 meses pero yo calculo que serán cinco años. Tendrán que parar en plena temporada alta», dice un empresario de la zona.
Manuel Jiménez, presidente de la Asociación de Comerciantes e Industriales del Paseo Marítimo (Acoipam), señala que «una de las condiciones que pusimos es que tendríamos que funcionar en la temporada alta».
Jiménez señala que «llevan días los topógrafos haciendo mediciones y hemos tenido muchas reuniones con la Autoritat Portuària de Balears (APB)». El representante del sector empresarial de la zona advierte que «estamos totalmente de acuerdo con que el Passeig Marítim necesita una reforma. El daño más grande que sufriremos será la pérdida de las 1.000 plazas de aparcamiento». Está previsto poner en marcha aparcamientos alternativos pero los empresarios no ven claro que sea una solución.
«Una de nuestras condiciones a la hora de afrontar la obra es que no tendríamos que paralizar nuestra actividad. Ya hemos pasado dos años de COVID y ha sido muy complicado», advierte Jiménez, que es consciente de que «las obras provocan muchos inconvenientes y la facturación se resentirá pero el Passeig Marítim no puede ser una autopista».
Roberto Vidal, propietario de Can Pelut, señala que «las obras tendrán que parar durante la temporada alta. Será complicado». Vidal advierte que «la reforma repercutirá en la facturación» y se espera que haya negocios que tengan que cerrar. En su caso, ya se ha preparado para este proyecto «y ya hicimos inversiones en el restaurante. Nos quedaremos sin terraza pero acondicionaremos el salón del sótano. Pero sí que es cierto que la zona se va a revalorizar».
Mientras tanto, la fiebre de las obras se ha contagiado a la iniciativa privada y se están llevando a cabo operaciones entre los locales, así como reformas de negocios. El antiguo restaurante Piccola Italia se está sometiendo a una intensa rehabilitación mientras que L'Artista, especializada en comida italiana, acaba de coger un local ante el Social Club, que precisamente será uno de los grandes damnificados de la reforma y será clausurado para convertirse en una zona peatonal.
Por otro lado, Meliá se adelantó a todo lo que está por llegar y convirtió el antiguo Palas Atenea en el Palma Marina. Y está llevando a cabo la obra de conexión entre la plaza Gomila y el Passeig Marítim con un paso peatonal más amplio pegado a la antigua discoteca Tito's. Precisamente esta discoteca, propiedad del Grupo Camper, está ahora en manos de Pachá y se convertirá en Lío, un cabaret de alto nivel.
Ylenia Arbelaez es vecina del Passeig Marítim y vive frente al Club de Mar. No está muy al tanto de las obras que se van a llevar a cabo y advierte que «el paseo está muy concurrido de coches. Pero la verdad es que con la zona peatonal que tenemos ya es suficiente». En el Garaje Café, en la zona donde se iniciarán las obras, los empleados no parecen tener muy claro el proyecto. «No sé si vale la pena», dice Adam Daniel Mason, mientras que su compañera Laura Cuesta advierte que «a la gente que vaya a pie le irá fantástico. Pero no es lo mismo caminar por aquí siendo gente joven que personas mayores». Juana María Garau señala que «iremos a peor. Ya hay muchos atascos, no sé qué pasará después».
El apunte
Vecinos y empresarios, a la expectativa de los cambios que se avecinan en el paseo y El Terreno
«Que las hagan rápido». Este es el ruego de Marcos Ferragut, gerente del Auditòrium, ante el inicio de las obras. «Esperemos que cumplan los plazos de la forma menos lesiva y que se permita la mayor movilidad. Pero el Passeig Marítim no puede estar peor. Es imposible caer más bajo». Ferragut dice que «estamos ante una oportunidad histórica para convertir el paseo en el mejor del mundo», que advierte que «lo más duro vendrá a partir del 23 de enero». Mientras tanto, la Associació de Veïns de El terreno mostró su preocupación «por el desvío del tráfico del paseo a Joan Miró».