El sello de calidad de Playa de Palma, Palma Beach, ha hecho balance de la temporada tras los meses estivales, calificándola de «buena, pero con altibajos», y ha repasado las mejoras que se deberían llevar a cabo de cara al futuro más próximo. Según ha valorado el CEO del sello de calidad de Playa de Palma, Juan Miguel Ferrer, en una nota de prensa, tras «un verano de éxito» en cuanto a visitantes nacionales y extranjeros se refiere, la temporada puede calificarse como «buena, pero con altibajos».
Así, ha apuntado «estar satisfecho con el número de visitantes, incluso en algunos momentos ha habido un pico muy elevando, sobrepasando el límite aceptable, pero ha habido otros en los que han faltado visitantes». «Hemos echado en falta el cliente de entre semana, con bajones importantes de martes a jueves, y exceptuando los meses de julio y agosto, el resto se ha concentrado la temporada en fin de semana, lo que genera una ineficiencia a la hora de organizar los horarios en los negocios que dan servicios a estos turistas», ha asegurado Ferrer.
En cuanto al nivel de gasto por turista, desde el sello de calidad de Playa de Palma han constatado que, en los dos años de pandemia, aunque la afluencia de turistas fue menor, «el poder adquisitivo era mayor, lo que demuestra que este año el turismo se ha 'democratizado', y así se esperaba, con lo que el gasto ha sido menor». Respecto a la rentabilidad de los negocios de Palma Beach, éstos se muestran «contentos con la temporada» pero apuntan en la misma línea que los negocios hoteleros, con turismo concentrado en fin de semana «y con puntas muy importantes, pero con valles a mitad de semana muy difíciles de rellenar y con un gasto no tan bueno como años anteriores, incluso con restricciones por la Covid-19», ha asegurado Ferrer.
En referencia a uno de los problemas de cada temporada, el turismo de excesos, desde Palma Beach han querido destacar que, tras las denuncias interpuestas a mediados de junio, «la situación no ha mejorado nada y los problemas han seguido en primera línea», aunque han apuntado al «gran trabajo que se ha hecho este año por parte de la Policía Local, a quienes se ha visto volcados en arreglar los problemas de la calle», pero han insistido en que «no existen medios suficientes para poder erradicar el problema, con mega botellones de miles de personas y con el cese de las restricciones se ha visto, incluso, incrementado». «Posiblemente ha sido uno de los peores años en cuanto a turismo de borrachera se refiere, dejando una imagen lamentable a pie de playa».
Desde el sello de calidad de Playa de Palma se ha apuntado a que «aunque desde la Conselleria de Turisme se ha estado trabajando tímidamente, el abandono por parte del Ajuntament de Palma ha sido total, provocando que haya habido un alto índice de criminalidad, de menudeo de droga, con una sensación de inseguridad flagrante». «Y no sólo», han apuntado, «en referencia al turismo de borrachera, si no en cuanto a servicios». «Llevamos siete años sin alumbrado público en primera línea con diferentes excusas por parte de la administración de Palma. También llevamos ocho años con los mismos bolardos pintados que no se han retirado de las calles y casi 25 años sin que se haya invertido en un adoquín, con lo que las instituciones no trabajan de manera conjunta y no podemos hablar, en absoluto, de un buen trabajo real, in situ, y no vemos voluntad política de cambiar Playa de Palma», han censurado.
En cuanto al margen de mejora para futuras temporadas, para el sello de calidad de Playa de Palma el plan de trabajo «debe ser a 10 años para cambiar el modelo turístico, no comenzar de cero cada temporada». «Necesitamos inversión en infraestructuras, controlar y erradicar el incivismo con un cambio de leyes y firmeza en su aplicación, un buen mantenimiento de playas y calles, embelleciendo jardines y diversificando los seis kilómetros de playa monotemáticos, una reinvención del ocio propiciado por nuevas normas urbanísticas, la eliminación de hoteles obsoletos de una, dos y tres estrellas, en definitiva, quedan mil asignaturas tras cinco años sin hacer absolutamente nada en Playa de Palma», ha remarcado Ferrer.
Finalmente, y sobre si se ha conseguido el objetivo marcado de alargar la temporada en la zona, desde el sello de calidad de Playa de Palma han apuntado a que, «la temporada siempre se ha alargado hasta la primera o segunda semana de noviembre, el problema es que se concentra en fin de semana y eso es fatal para los negocios, porque se les obliga a mantener una infraestructura de costes muy alta para sacarle provecho únicamente el viernes y el sábado, porque el domingo ya se van. El turismo sólo de fin de semana no es sostenible en esta zona y hay que hacer todo lo posible para que estos turistas alarguen más».