El consumo de agua desalada en Palma sube un 71 % en los meses de julio y agosto de este año respecto a los mismos meses de 2019 (antes de la pandemia). Pasa de 600.000 metros cúbicos de agua desalada en el año 2019 a un millón de metros cúbicos en 2022, según datos facilitados por la Conselleria de Medi Ambient. En julio y agosto de este año, se ha suministrado en general un 5 % más de agua desalada en toda Mallorca en comparación con el año 2019, pero las cifras de Palma son de récord, con un incremento de más del 70 %.
Aunque las desaladoras no son una novedad en Mallorca, durante años apenas inyectaron agua a la red. Existen tres desaladoras en la Isla (en Palma, Alcúdia y Andratx). Han estado prácticamente paradas durante décadas a pesar de su coste millonario de construcción y funcionamiento. La desaladora de Alcúdia no comenzó a vender agua hasta casi una década después de su construcción. La situación era muy parecida en Andratx. En Palma la desaladora alcanzó su máximo histórico en el año 2005 cuando llegó a operar al 90 % de su capacidad, pero desde entonces su utilización fue en descenso y se ha mantenido por debajo del 60 % durante años. Debido al desuso de las instalaciones la desaladora de Palma llegó a sufrir una importante avería que le impedía operar a más del 66 % de su capacidad.
El incremento del consumo de agua desalada en Mallorca se disparó a principios de la legislatura pasada por un cambio en el modelo de gestión de los recursos hídricos promovido por la Conselleria de Medi Ambient que empezó a utilizar estas instalaciones para evitar agotar los acuíferos de la Isla como había ocurrido en épocas pasadas se sequía. Siguiendo los consejos de los especialistas en recursos hídricos, el Govern comenzó a recurrir a las desaladoras en los periodos húmedos (en lugar de en los momentos de sequía) para dejar así a los acuíferos recuperarse.
El nuevo modelo de gestión pasa por utilizar el agua desalada en invierno. Incluso en momentos de grandes episodios de lluvia se ha mantenido esta política para evitar que se repita la situación crítica de extrema sequía que Mallorca vivió en 2016 y que provocó restricciones. Las cifras récord de consumo de agua desalada en Palma responden a la apuesta de Emaya por esta misma política. «Hay que apostar por una nueva filosofía, intentar que las desaladoras funcionen todo el año. En Ibiza ya se está aplicando. Si quieren comprar agua desalada en verano también tienen que comprarla en invierno. Hemos conseguido invertir los datos de consumo y los acuíferos se han recuperado y están al 55 %», dice el gerente de Abaqua, Guillem Rosselló.
Roselló explica que el incremento del consumo de agua desalada en Palma responde al hecho de que «Emaya ha entendido el mensaje y ha decidido sumarse a esta filosofía, antes incluso de que se convierta en una obligación y esperamos que otros municipios hagan lo mismo. Las cifras avalan la recuperación de los acuíferos y el nuevo modelo de gestión ya es un hecho».