La Asociación de Vecinos Barri Cívic Santa Catalina ha denunciado las peleas, los gritos, el desmadre y el sexo en la calle en la plaza del Vapor, en Sant Magí y alrededores durante este último fin de semana, que han tildado de «especialmente terrorífico». Los residentes de este barrio de Palma han lamentado en un comunicado el «desmadre general» durante las madrugadas del sábado, domingo y lunes, los tres días en los que ha estado abierta una discoteca de la zona.
«Cientos de personas se han congregado en la plaza principal del área declarada Bien de Interés Cultural y el escándalo que han provocado nos ha llevado a los vecinos a llamar a la policía, que acudió a dispersar a la multitud durante la madrugada del domingo», han relatado los vecinos de Es Jonquet. Sin embargo, desde la asociación han señalado que la situación se repitió la madrugada de este lunes, festivo de la Asunción, y esta vez sin presencia policial.
«Los afectados hemos soportado otra jornada sin poder conciliar el sueño. Las calles han amanecido con orines en numerosos rincones, botellas de cristal rotas por el suelo y otros restos de botellón, acumulados en algunos puntos desde hace varios días, e incluso los habitantes de una vivienda han encontrado una compresa usada pegada a su ventana», han manifestado desde la entidad vecinal. La asociación reconoce que, cuando la policía municipal acude tras el aviso de los vecinos, algunos grupos de personas se dispersan, pero «esta no es la solución ya que no se puede tener policía en cada esquina, ni todas las noches, no es sostenible».
«No podemos estar pagando con los impuestos municipales a una policía para que haga un servicio de vigilancia generado por discotecas y negocios privados, que por otro lado deberían estar en zonas no habitadas, en zonas habilitadas como polígonos de ocio», han apuntado los vecinos. En esta línea, los vecinos han exigido el cierre de dos discotecas ubicadas en la Plaza del Vapor, así como de todos los locales nocturnos de la zona, al considerar que «provocan grandes concentraciones de personas bebiendo y gritando en las calles», y ello genera un «grave» problema de salud pública incompatible con el descanso de los residentes.