Las protestas más insistentes y sonoras de los vecinos provocaron que este viernes acudiera un amplio dispositivo policial extraordinario en el barrio de Santa Catalina, que este año por primera vez se incluye en la campaña de verano. Ante la expectación mediática, con numerosos medios congregados, cuatro patrullas policiales empezaron la ronda a las ocho de la tarde hasta las dos de la mañana para vigilar el cumplimiento de la normativa.
Fuentes policiales señalaron que «no hay que machacar al que lleva dos años pasándolo mal», dijeron refiriéndose a los empresarios de la restauración, aunque también reconocieron que «se levantan actas y se ponen sanciones pero necesitamos que alguien las ejecute. El problema es que estas sanciones no les llegan a los que incumplen. Sabemos que hay falta de personal en el Ajuntament y necesitamos que se contrate gente para que se lleve a cabo la vía ejecutiva».
Mientras tanto, el barrio se iba llenando de clientes de bares y restaurantes y a las nueve de la noche la calle Fàbrica estaba en pleno apogeo ante la atenta mirada de los efectivos policiales. Unos vecinos se acercan a los medios allí congregados: «El problema no es de ahora. Es endémico y ahora viene la policía por la presión mediática». Un vecino de la plaza del Vapor señaló que «tenemos gente haciendo una hora de cola para poder entrar en la discoteca. Y mientras esperan, orinan en la calle. ¿No podrían poner unos wáteres portátiles?».
Insultos
En esa misma plaza, cuenta que dos vecinos suecos que habían comprado su vivienda en EsJonquet han terminado vendiendo por el exceso de ruido, mientras los vecinos más mayores «reciben insultos de los clientes, es el pan de cada día». Montse, de la Associació Barri Cívic de Santa Catalina, advirtió que esto es un cáncer. Debería haber un acuerdo entre instituciones, empresarios y vecinos. Si hay más controles en Platja dePalma y Magaluf, lo lógico es que los clientes se vengan a nuestro barrio». Y recordó la existencia de la Plataforma Ocio de Calidad, de laConselleria de Salut, que podría ser la solución. «Con el eje cívico de la calle Fàbrica empezaron los problemas», recordó Montse.
Desde el Ajuntament señalaron que «tanto en Santa Catalina, como en otras zonas de Ciutat, se trabaja con patrullas uniformadas o patrullas de paisano». El dispositivo de verano tiene como objetivo «mejorar la seguridad y atacar las molestias por actividades y actos incívicos».