El equipo de Gobierno de Cort aprobó de forma definitiva este miércoles, y gracias al voto de calidad del alcalde, los presupuestos municipales para 2022 con el rechazo de la oposición, que denunció que no son las cuentas que necesita Palma y exigió la bajada de impuestos. Fueron necesarias dos votaciones por la ausencia del edil de Podemos Alberto Jarabo (está confinado), de modo que la primera se saldó con un empate y en la segunda se hizo valer el voto de calidad del alcalde.
El concejal del grupo municipal del PP Julio Martínez afirmó que es un presupuesto consolidado de 749 millones de euros, «el mayor de la historia del Ajuntament, 212 millones más que el último aprobado por el PP, y pese a ello van a pedir el mayor esfuerzo fiscal de la democracia a los ciudadanos». «Pasamos de los 400 millones que pagaron los ciudadanos en ese año a 500 millones, un incremento del 25 % y eso no les basta sino que se endeudan más que en 2015, en más de un 200 % . Es decir que hay más impuestos y más deuda, por eso el PP no puede apoyar el presupuesto».
Martínez denunció, además, que «nos han ocultado una subida del tipo del impuesto de plusvalía y las cuentas recogen también una subida del 35 % en la tasa de recogida de residuos y que a partir de enero los bares y restaurantes tendrán que pagar el 100% de la tasa de terrazas». Además, dijo, «las cuentas incluyen una persecución histórica a los ciudadanos con las sanciones, nunca antes un gobierno se había atrevido a decir lo que dijo el alcalde Hila: que este presupuesto iba a depender de sancionar más».
«Proponen que el segundo concepto recaudatorio más importante tiene que ver con las sanciones, después del IBI» y tildó de «imprudente hacer depender un presupuesto del incivismo, del gamberrismo o de la mala urbanidad de los ciudadanos, es un presupuesto hooligan». Por último, el edil 'popular' informó de que «si se ejecuta al 100 % el presupuesto, según el informe de la oficina del control del gasto y la intervención, el déficit en contabilidad europea será de menos 36 millones de euros»
Desde Ciudadanos, Eva Pomar declaró que en los presupuestos del año que viene «la ideología prima por encima de las necesidades de la ciudad, son unas cuentas continuistas, partidistas y propangadísticas». Los ciudadanos, declaró, pagarán más cuando Palma es pura decadencia. Van a subir tasas, impuestos y multas y, además, la previsión de ingresos no es realista«.
Ciudadanos pidió una bajada de impuestos «para salir de la gran crisis económica causada por la COVID-19 y ustedes hacen todo lo contrario, y además juegan al thriller pues no se contempla ninguna inversión por Ley de Capitalidad». De nuevo, lamentó Pomar, Armengol es la que manda en Palma y la ciudad pierde autonomía financiera». También censuró que «duplican el gasto en publicidad y en fiestas pero no destinan lo suficiente a seguridad o ayudas al pequeño comercio. Todo el dinero destinado a política lingüística, por ejemplo, debería destinarse a políticas sociales y a limpiar Palma».
Para el portavoz de Vox, Fulgencio Coll, «estos presupuestos no se ajustan a la realidad de la ciudad, en la que miles de personas y empresas lo están pasando muy mal».
«No son ingresos reales porque no se va a recaudar lo que dicen, y hay numerosas partidas populistas e innecesarias que no van a ayudar a la gente». Lo primero, en su opinión, «es bajar los impuestos y ustedes han hecho lo contrario, han pasado el rodillo y no han aceptado ni una sola de las enmiendas de la oposición».
Por último, el concejal no adscrito Josep Lluís Bauzá, también criticó que la previsión de ingresos «supone un incremento exagerado de tasas y precios públicos, así como de las multas que se van en poner a los ciudadanos. El Presupuesto descansa en el régimen sancionador».
Ante todo ello, el concejal de Hisenda, Adrián García, respondió que «siete años de gestión nos avalan y son los mejores presupuestos posibles». Aseveró que «el presupuesto contempla el mayor gasto social, con 7,4 millones solo en ayudas urgentes, y las mayores ayudas al sector productivo, es un buen presupuesto adaptado a las necesidades».
También insistió en que las cuentas «contemplan más dinero para mantenimiento, limpieza y seguridad» y negó la subida de impuestos: «no lo subimos, no los hemos subido y no los vamos a subir y eso en el octavo año nos volverá a dar la razón». García defendió que «se escucha al ciudadano como nunca, porque este presupuesto es el resultado de un año de peticiones, de pisar los barrios y de reuniones con los vecinos».