Acaba de asumir el cargo de presidenta de la Associació de Veïns de El Terreno. Teresa Alonso ya ha mantenido las primeras reuniones con los residentes y el listado de demandas es largo.
¿En qué situación se encuentra El Terreno?
— El Ajuntament no ha invertido nada, no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza. Europa dio una subvención de 12 millones y el Consistorio debía aportar la otra mitad. Pero El Terreno no ha visto nada, solo los 30.000 euros por el derribo de la discoteca Zhivago. Dicen que van a hacer casas tuteladas. Pero este barrio necesita aparcamientos, espacios de juego, ocio para los chavales. Aquí no hay nada salvo bares.
¿Qué temas trató la última reunión de la asociación?
— Tenemos entre manos el tema del bosque. El otro día volvimos a hablar con el Ajuntament y falta diálogo y transparencia. Pedimos reducir los elementos de juegos de niños, que eliminan una zona que estaba libre para el juego.
¿Y el tema de los árboles?
— Nos preocupa el estado del bosque, que está bastante enfermo y abandonado. Hay árboles caídos y el estado de la zona de la obra es penoso. Nos hemos gastado 600.000 euros en el parque cuando ese dinero lo necesitaba más el bosque. No necesitamos un gran parque que atraiga a más gente: ocasiona más presión humana en el bosque y en el barrio, cuando no hay aparcamiento ni transporte público a menos de quince minutos andando.
Esa es una de las quejas más recurrentes.
— Es que hay un problema grave de accesibilidad. Una persona discapacitada no puede moverse por el barrio. Hay escaleras, calles con pendiente, apenas hay aceras y no hay sitio de aparcamiento. También en el parque de la Cuarentena, que está en muy mal estado.
¿Cuál es la actitud de Cort?
— No hay consenso ni diálogo. Lo intenté con [la regidora de Infraestructures] Angélica Pastor para que quite los elementos y los lleve a otro parque, pero no nos escucha. Tampoco nos han pasado lo informes de los árboles enfermos.
Hay vecinos que piensan que esos árboles se pueden tratar.
— Si los árboles están enfermos, que los tiren para que no se extienda la enfermedad. Hay vecinos que tienen una postura más visceral que la nuestra. No quiero enfrentamiento, quiero diálogo, pero es cierto que se nos han cerrado las puertas.
¿Qué proyectos tiene la nueva junta directiva para el barrio?
— Queremos poner en marcha el casal con actividades para vecinos, sobre todo gente mayor que no sale de casa. El barrio tiene una carencia de mantenimiento histórica. Hay mucho qué hacer y necesitamos más manos. Al final, la gente quiere que le arreglen el problema que tiene delante de casa.
¿Y qué ocurre con el ocio nocturno?
— Hay que acabar con él. El Ajuntament debería proteger el descanso de las personas. Tenemos miedo de que se reactive otra vez el ocio nocturno. Las personas que tiene un bar al lado se pasan la noche en vela.
¿Cree que las inversiones privadas podrían mejorar el barrio?
— Y menos mal, porque no hemos visto ni un duro del Ajuntament en veinte años. Gracias a la inversión de Camper, la plaza Gomila estará mejor. Esperamos que las inversiones sean adecuadas y compatibles con la convivencia pacífica con el vecindario. No tengo ganas de que nos gentrifiquen, pero a veces es imposible poner puertas al campo. Esperemos que no haya bares más allá de la medianoche.