El Ajuntament de Palma está luchando contra la propagación de palomas con pienso con anticonceptivo, pero se han topado con un problema: los alimentadores de estas aves que reparten comida y sacian su apetito. Esta práctica prohibida hace que estos pájaros no se coman el pienso con nicarbacina que les deja estériles de manera temporal.
Este ‘boicot' ciudadano supone un problema para el control de población de las palomas y desde el área municipal de Salut advierten que supone un problema para los humanos.
Mientras tanto, aparecen casos curiosos, como en la barriada de es Fortí, donde una mujer ha decidido sortear las multas por alimentar palomas, colocando pienso en su propio balcón, en el que anidan docenas de estas aves. Los vecinos sufren esta práctica y tienen que colocar plásticos en los tendederos para esquivar las heces y plumas de las palomas.
Otro truco usado por los vecinos para espantar las palomas es la colocación de estatuas de búhos en los balcones, pero las palomas se sienten demasiado cómodas en ese barrio en el que tienen la comida ‘casera' asegurada.
«Es difícil actuar, saben que esa casa es un refugio», contó el director general de Salut, Joaquín de María. Esta vecina vive con su hijo, que aprovecha las noches para ir a la explanada de sa Sinia d'en Gil y esparcir comida de la que se alimentan las palomas, pero también las ratas.
Control
Los alimentadores son el caballo de batalla del Ajuntament, que en marzo inició la campaña del pienso con anticonceptivos para controlar la población. El censo de este año se está finalizando ahora, pero «se está detectando una menor población», señaló Alberto Chordá, responsable de la empresa Lokímica, encargada de estas tareas. El año pasado se habían contabilizado 21.900 palomas y están a la espera de conocer la población de este año.
Joaquín de María de Salut advirtió que «la actuación de los alimentadores aumenta la población de las palomas.». Los dispensadores de pienso anticonceptivo se colocan en sitios públicos e inaccesibles para que no sea ingerida por ningún otro animal.
El área de Salut tienen localizados 35 puntos críticos en Palma donde se concentra un mayor número de palomas, relacionados por la presencia de alimentadores de palomas. El Parc de ses Fonts es el punto más caliente de la ciudad, al que se unen la Plaça d'Espanya, Olivar, El Jonquet o sa Feixina.
«Ya hemos puesto multas a siete alimentadores crónicos, algunos reincidentes, y las sanciones oscilan entre los 100 y los 300 euros», señaló De María.
El perfil de estos alimentadores suele ser el de personas mayores, que viven solas. Llevan comida a las palomas como si fuesen sus mascotas y las esparcen en la vía pública.
«Cuando se decretó el confinamiento hubo personas que llamaron a Cort para pedir permiso para alimentar a las palomas», contó De María. Pese a las sanciones y prohibiciones, el trabajo de concienciación aún no se ha terminado.