Vecinos de la puerta de Sant Antoni de Palma han presentado un recurso contencioso administrativo contra Emaya por la ubicación de cuatro contenedores en la puerta de un establecimiento comercial.
Los residentes en esta zona aseguran que ya no pueden más porque hay jeringuillas abandonadas, «en este mismo portal aparcan los kunda», los taxis de la droga que llevan a los clientes a Son Banya, borrachos desde primera hora y basura fuera de los cuatro contenedores.
El abogado Juan Alemany explica que el contencioso se iba a interponer inicialmente por la propietaria del citado establecimiento pero finalmente se han unido otros vecinos de la zona. Además, argumenta que se recurre a la vía judicial porque el Ajuntament ha rechazado las alegaciones presentadas, solicitando la retirada de los contenedores.
Alemany asegura que la ubicación elegida por Emaya supone la «ruina comercial para el local propiedad de mi representada, ya que se ha creado una pantalla visual que hace que el local y sus escaparates queden completamente camuflados tras los contenedores respecto de las aceras de la otra parte de la plaza y del tráfico rodado».
Además, argumentan que «el estrecho pasillo peatonal de circulación, compuesto por una acera que no llega a los tres metros de amplitud queda encorsetada entre los contenedores y la pared de la fachada del edificio en el que se integra el local. Esta disposición ha convertido la fachada principal del local -con sus dos expositores- en una especie de zona reservada para ciertas actividades habituales en la zona lo que fomenta la concentración de personas que entorpece, ahuyenta y en ocasiones impide la tranquila y libre circulación de peatones».
Emaya se ha negado a retirar los contenedores y ha respondido a las alegaciones presentadas que «la ubicación actual se produce como consecuencia de la peligrosidad existente en la anterior ubicación. Había coincidencia con varias paradas de autobuses de la EMT. Este hecho producía dificultades que podrían generar algún incidente de importancia en el momento de la recogida de los contenedores. Añadido a esta situación se producía la existencia de varios negocios de restauración. Si contemplamos la opción de desplazar los contenedores hacia la derecha, para despejar la visibilidad de su negocio, nos encontramos con un carga y descarga, habilitado para que estacione el bus de asistencia a las personas con adicción a las drogas, por lo que, no es viable reubicarlos en ese punto. Cuando se informó al departamento de movilidad, de la colocación de un área de contenedores en esta zona, nos indicaron que debíamos respetar esta reserva de estacionamiento».
Sin embargo, el abogado no considera esta respuesta ajustada a derecho, entre otras cosas, porque «debería haber notificado la ubicación de los contenedores mediante acto administrativo expreso para que mi representada, sino está de acuerdo como así manifestó en su escrito de fecha 28 de octubre de 2020, solicitara la inmediata retirada de los contenedores de su actual ubicación, estableciéndose otra por parte de Cort que por razones de interés público y de salubridad, consideraba adecuada».
Alemany sostiene que «el no encontrar un lugar adecuado y apto para ubicar los contenedores no es un problema que tenga que soportar mi representada, sino que es un problema que debe resolver el Ajuntament de Palma, valorando para la ubicación de los mismos los bienes jurídicos en base al interés público».
Por todo ello, solicita al Juzgado que declare que la ubicación donde se encuentran actualmente los contenedores no es idónea ni correcta y pide «condenar a Emaya y al Ajuntament a la inmediata retirada de los contenedores a otro lugar que no produzca un perjuicio innecesario para el interés público y riesgo para la circulación».
También insta al Juzgado que solicite a Cort, así como las dependencias de la Policía Local y a Emaya, «si existe algún informe o documentación que señale que la ubicación de los contenedores en la Puerta de Sant Antoni, 9, es la correcta e idónea, cosa que hasta la fecha todavía no se han enviado ni a los recurrentes del local ni a los vecinos de la zona, produciendo hasta ahora graves olores y malestar ciudadano en la zona».