«Pagamos impuestos igual que en el Borne y Jaime III, pero nos sentimos abandonados. Eso sí, el pasado viernes Emaya vino a limpiar las aceras después de pegarles una bronca porque teníamos fiestas en el barrio». Pere Serra es uno de los veteranos miembros de la Associació de Veïns de Nou Llevant y, junto a María Cruz y Alejandro Sarmiento, hicieron un recorrido por el barrio para poner de relieve las asignaturas pendientes de la zona. Mientras las grúas inundan el nuevo desarrollo urbanístico de Nou Llevant, los vecinos enumeran los problemas que asolan el barrio. «Tenemos plazas de párking inutilizadas porque las raíces han levantado el suelo» y echan de menos la presencia de las brigadas de Emaya para limpiar más a menudo.
Advierten que la policía de barrio pasa solo en un turno, ya sea de mañana o de tarde, y María Cruz se quejó de la «escasa seguridad». En un primer paseo por el parque Krekovic, enumeran los problemas que se concentran en ese punto de la barriada: «Se cierra por las noches, pero los jóvenes se cuelan para hacer botellón», dijo Cruz.
La asociación de vecinos se lamenta del cierre del bar del parque, cuyas instalaciones están destrozadas. «Hubo un okupa hace quince días y el Ajuntament pide 16.000 euros para la concesión, pero nadie pica», explicó Pere Serra. Los vecinos, además, advirtieron que, pese a que tienen al lado un parque canino, los perros siguen por el Krekovic.
Según Pere Serra, «al parque canino traen perros peligrosos y los dejan sueltos, por lo que el resto de propietarios prefieren no traer aquí a sus mascotas para que no les muerdan». Eso sí, los dueños no recogen las heces «y los niños las pisan. Y además tenemos pulgas».
Alcorques vacíos, aceras levantadas, columpios estropeados y una fuente sin agua deslucen este espacio.
Los vecinos hablan de la futura pista de skate, pero temen que ocurra lo mismo que con las pistas de fútbol de Johan Cruyff, en el mismo barrio: «Se juntan hasta 200 jóvenes y cuando se van los técnicos, alguien se pone en la puerta y cobra entrada a los jóvenes. Es un negocio».
Esperanzas
El paseo prosigue hasta la Avinguda Mèxic. «Nos vamos al desguace», dijo con cierta sorna Serra. Los coches abandonados se amontonan y además, están repletos de sacos con escombros. A su lado se alzan los nuevos edificios de Nou Llevant. «Cuando se levantó el barrio del Polígono de Levante, el 90 por ciento de las viviendas eran sociales. Aquí no tenemos supermercados ni farmacias y se han llevado la última oficina bancaria. El centro de salud se nos quedará pequeño», contó Alejandro Sarmiento.
Cruz advirtió que «ganaremos prestigio. Tengo muchas esperanzas puestas en todo lo que se está haciendo». La Caja de Música, sede de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears, las nuevas VPO y los pisos de alto standing prometen la llegada de nuevos vecinos. Esta combativa vecina recuerda que, cuando sus hijos eran pequeños, «había yonquis en el parque y yo les pedía que tiraran la jeringuilla a la papelera. Ahora vuelve la heroína porque he vuelto a ver jeringuillas», dice con desolación.