Los agentes de Medi Ambient han hecho un hallazgo cuando menos sorprendente. Aunque el descubrimiento, en realidad, corresponde al año pasado, en éste hay una importante novedad.
Se trata de un nido de voltor (Aegypius monachus, buitre negro en castellano) construido por una pareja reproductora sobre las rocas, no en la copa de un árbol, como ha ocurrido siempre en Mallorca. Y normalmente, en la copa de un pino.
El voltor, al menos en Mallorca, siempre nidifica en pinos de los acantilados marinos de la Serra de Tramuntana. Sin embargo, los agentes de Medi Ambient han detectado un hecho que no había sido documentado nunca en la Isla: la construcción de un nido de voltor sobre las rocas. Fue el año pasado cuando se hizo el descubrimiento e incluso la pareja reproductora puso un huevo, pero éste no llegó a eclosionar.
Este año, la novedad radica en en que el huevo puesto sí ha eclosionado y hay una cría que parece que se desarrolla con normalidad.
Precisamente, el lugar de nidificación era de una de las singularidades del voltor. Otras grandes rapaces nidifican en cuevas o repisas de paredes rocosas. En cambio, el voltor siempre ha optado por los árboles, con grandes nidos en sus copas. En el caso de Mallorca, el voltor recurre a los pinos situados en los acantilados marinos de la Serra de Tramuntana, buscando siempre lugares aislados para criar con la mayor tranquilidad. Por ello, el hallazgo de un nido situado sobre las rocas ha sorprendido, y este año lo ha hecho gratamente al comprobar que hay una cría creciendo en su interior.
El voltor es la rapaz más grande de Europa, con sus casi tres metros de envergadura alar y entre 8 y 12 kilos de peso.
Pareja estable
Según la Fundació per a la Conservació del Voltor, esta especie llega a la madurez reproductora a los 4-5 años y puede llegar a vivir más de 40. Una vez formada la pareja, ésta permanece estable. La hembra pone un solo huevo por año, que es incubado por los dos progenitores. El pollo pasa unos cuatro meses en el nido, durante los cuales el padre y la madre le dan de comer, beber, le calientan y dan sombra. La reproducción (celo, incubación y cuidados del joven ejemplar) dura desde enero hasta septiembre.
El voltor se alimenta exclusivamente de animales muertos, limpiando así la naturaleza de cadáveres. No tiene depredadores, por lo que se sitúa en la cima de la cadena trófica.
Según el jefe del Servei de Protecció d'Espècies, Ivan Ramos, el voltor continúa su crecimiento poblacional en Mallorca y ya oscila entre 200 y 250 ejemplares, mientras que el voltor lleonat, llegado a la Isla hace unos años, también sigue en progresión.