Comerciantes del centro de Palma se manifestaron este miércoles contra las restricciones en materia de movilidad aprobadas por el Ayuntamiento de Palma que, aseguraron, «suponen la ruina del sector».
El presidente de la Asociación Palma Viva (engloba a comerciantes de calle Unió, Mercat o Sant Nicolau, entre otras), Josep Lluís Iglesias, reclamó al Consistorio palmesano que no se haga efectiva la ampliación del ACIRE de Sant Jaume ni tampoco otras medidas contempladas en el plan 'Palma camina' como la prohibición de aparcar de Avenidas hacia dentro a los no residentes a partir del año que viene.
También exigió que se revierta la prohibición de paso por la calle Unió, tomada hace ya algún tiempo pero que ha supuesto una merma de ingresos para los comerciantes de esta zona.
Bajo el lema 'El comercio de Palma se traspasa', los comerciantes afirmaron que «estos cambios supondrán el cierre de centenares de pequeños y medianos comercios y la ruina para el sector».
Apoyados en su protesta por PIMECO y el PP de Palma, los comercios reclamaron que se permita al aparcamiento a los clientes de los negocios durante al menos cinco minutos, tiempo suficiente para recoger algún pedido o realizar una compra rápida. También la posibilidad de tener dos horas de aparcamiento gratuito en el aparcamiento subterráneo de Plaça Major por ejemplo, «pero como una medida permanente que se pueda anunciar a los clientes, no temporal».
De lo contrario, estos comerciantes denunciaron que el Ayuntamiento «a los únicos que beneficia con estas medidas de movilidad es a las grandes superficies, mientras que perjudican al pequeño comercio. La gente de la Part Forana ya no quiere venir a Palma, ya la hemos perdido por completo porque son inflados a multas», declaró Iglesias. Recordó que una sancion por pasar por una zona ACIRE cuesta 180 euros.
Iglesias también informó de que los precios de los alquileres de locales en esta zona han bajado entre un 18 y un 22 %. «Eso significa que los alquileres son más baratos lo que perjudica directamente a los propietarios de estos locales, y las dificultades de acceso también supone menos puestos de trabajo pues los empresarios y las grandes firmas cada vez tienen menos interés en venir al centro de Palma y se van a las grandes superficies».
Por último, los comerciantes volvieron a reclamar ser escuchados por el Ayuntamiento «porque nos sentimos no escuchados».