El Ajuntament ha extendido hasta el 30 de septiembre la iniciativa de la ocupación de aparcamientos para la ampliación de las terrazas y algunos vecinos empiezan a mostrar cansancio por la medida.
Según el regidor de Participació Ciutadana i Govern interior, Alberto Jarabo, «esta medida ha sido la salvación para muchos negocios. Han sido casi 1.300 terrazas nuevas que antes no existían y han permitido mantener el empleo a 5.000 personas». La contrapartida, eso sí, es que «los vecinos han tenido que dar más vueltas para aparcar. Pero nos han trasladado que entendían la medida. Eso cierto que en algunas zonas se dan determinados excesos, como en Santa Catalina». Jarabo advierte que se han retirado 190 licencias y agradece «el sacrificio de los vecinos».
Según Marcos Cañabate, director general de Govern Interior, «se han concedido 1.253 terrazas en aparcamientos, que se suman a las terrazas sobre la acera que ya había antes, que son 1.172. Muchos locales duplican y tienen terraza en acera y aparcamiento al mismo tiempo».
La medida ha supuesto un impulso económico. El regidor de Promoció Econòmica y Ocupació, Rodrigo Romero, dice que «para muchos locales esta medida ha sido la salvación» y advierte que «cualquier actividad que ocupe la vía pública generará conflicto con los vecinos, como el caso de Santa Catalina, por la falta de aparcamiento». Según Romero, la medida ha supuesto un ahorro para los hosteleros de 1,5 millones al año en tasas de ocupación de la vía pública, mientras Cort ha dejado de ingresar alrededor de 400.000 euros en concepto de ORA por los parkings ocupados.
El presidente de CAEB Restauración, Alfonso Robledo, considera que «es normal la retirada de estas terrazas cuando lleguemos a la normalidad. Los vecinos tienen razón por las quejas de falta de aparcamiento, pero en septiembre volveremos a la normalidad».
La Federació d'Associacions de Veïns de Palma advierte que «el conflicto está anunciado. En junio volveremos a tener cifras masivas de turistas y será más difícil aparcar», dice su ya ex presidente, Joan Forteza.
Prioridades
La arquitecta y urbanista María Gómez, por su parte, considera que «se trata de distribuir el espacio público. Que las terrazas ocupen aparcamiento es una buena iniciativa que podría quedarse. Vamos hacia ciudades más humanizadas con menos coches y hará falta menos aparcamiento». Lo importante es cómo se distribuye el espacio público: «El 100 por cien de la plaza Quartera se destina a terrazas», lo que supone un problema. También advierte que «lo que está pasando en plaza Drassana es un desastre. Se prioriza a empresarios frente a la convivencia vecinal».
Ejemplo de esa convivencia a veces compleja la ejemplifica Miguel Ferruche, propietario del bar RD9, en la calle Rubén Darío: «Ocupar aparcamiento me ha ayudado a sobrevivir pero ha sido una lucha con los vecinos por el párking. A veces tengo ganas de quitarla». En esa calle hay cuatro establecimientos con terraza, que ocupan veinte aparcamientos. Algunos vecinos empiezan a acusar el cansancio sobre esta medida, tabla de salvación de la hostelería.