Desde esta misma semana el edificio de Comte de Sallent 16, en plenas Avingudes, se ha despojado de las lonas y muestra su distintiva fachada, roja y blanca, totalmente remozada. La que fuera la sede de la Casa Catalana presenta su nuevo aspecto y encara la recta final de las obras de rehabilitación para convertirse en pisos de lujo.
La promotora de esta nueva promoción de viviendas es Mexto, de capital suizo, que también ha llevado a cabo promociones de vivienda en Portugal y ahora apuestan por Palma. A finales de junio habrá finalizado la obra, que ha supuesto dos años de trabajo y que ha sufrido retrasos por la COVID.
La obra está dirigida por el estudio Arquitectura Punta, de Inca, mientras que Studio Amedida llevan la dirección técnica y de proyecto. Según Sebastià Alomar, de Studio Amedida, «el edificio data de mediados del siglo XX» y se rige por las tendencias arquitectónicas de la época.
En sus bajos estaba alojada la emblemática Casa Catalana, que acogió eventos sociales y culturales para promover la cultura catalana en Mallorca, incluidos los premios Ars Magna. Tras estar abandonado durante 15 años, el mes que viene volverá a resurgir y sus viviendas ya se están ofertando en el mercado inmobiliario.
Inversiones
Según Alomar, la compañía suiza Mexto «se dedica a comprar a comprar un buen número de edificios emblemáticos. Su intención es rehabilitarlos, manteniendo su carácter y dotándoles de las mejores prestaciones y calidades». Hasta ahora Mexto ha concentrado sus inversiones en Lisboa y este edificio de Avingudes es el primero en Palma.
«La propiedad tiene intención de seguir invirtiendo en Ciutat y su intención es buscar nuevos inmuebles que sean peculiares, que tengan carácter», cuenta el director del proyecto.
Son 16 apartamentos al que se suma el ático, convertido en una sola vivienda y cuya cúpula acoge el dormitorio principal. La horquilla de precios oscila entre los 600.000 y el millón de euros. Además, ya hay interesados por los dos locales de los bajos. Entre las peculiaridades del edificio remozado está el mural que Joan Aguiló ha pintado en el patio interior del edificio.
Alomar asegura que «se ha empezado a comercializar aunque no hayan terminado las obras por las posibles dificultades de los clientes para visitar el inmueble». El edificio de la Casa Catalana encara una segunda vida con nuevos inquilinos.