«Hoy hacemos una plegaria especial para pedir a Sant Sebastià, como han hecho tantas generaciones, la liberación de la peste. Lo hacemos pensando en todos los que han muerto y por todos los enfermos que están confinados en sus casas», invocó el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, en la plegaria que dirigió en la Seu al patrón de Palma. No se tenía constancia de una súplica de estas características en décadas, según fuentes cercanas al Bisbat. Pero hay un precedente antiguo: la llegada de la supuesta reliquia de Sant Sebastià a Mallorca durante la epidemia de peste que asoló Europa en el siglo XVI coincidió con un descenso de casos de esta enfermedad, por lo que se le atribuyeron propiedades milagrosas que ahora, en tiempos de pandemia, se reclaman.
A la ceremonia celebrada este miércoles acudieron 150 personas de un aforo ya limitado a 400 por culpa del coronavirus. Al igual que los religiosos que participaron en la festividad, la máxima autoridad católica de la Isla usó una mascarilla en la misa. Sólo en momentos concretos monseñor Taltavull se quitó la protección para leer frente a un público, sentado en bancos marcados con pegatinas para cumplir la distancia de seguridad obligatoria.
Como cada año, la reliquia de Sant Sebastià, un fragmento del hueso de un brazo, ocupó un lugar privilegiado sobre el presbiterio de la Seu.
El obispo Taltavull leyó en catalán una homilía marcada por los efectos de la pandemia. «Estamos atentos a la palabra de Dios esforzándonos en escucharlo en medio de tanto silencio que impregna las calles. Necesitamos nuevas medidas para ser suficientemente responsables cuando los contagios avanzan. En esta situación no hemos renunciado a vivir Sant Sebastià con su sabor original».
Ningún miembro del equipo de gobierno de Cort asistió al oficio. Sí estaban, entre otros, Lydia Pérez, concejal del PP; la exalcaldesa Catalina Cirer; el galerista Joan Guaita o el cronista social de nuestro diario Esteban Mercer. Estos tres criticaron las ausencias institucionales al término del oficio: «Es una vergüenza. San Sebastià antes era un día grande».
La ceremonia fue retransmitida en directo por streaming en la web del Obispado.