El 90 % de las calles de Palma tendrán limitada su velocidad de circulación máxima a 30 kilómetros por hora a partir de mediados de octubre, aunque todavía no hay una fecha concreta ni un listado de las vías incluidas. De una red viaria de 2.700 calles, esta medida se aplicará en alrededor de 2.600. Tan solo quedaran excluidas las grandes arterias, como las Avenidas, Passeig Marítim, Avenida Argentina, o Ramón y Cajal.
Según informaron el alcalde de Palma, José Hila, y el concejal de Movilidad, Francesc Dalmau, una vez que el pleno de mayo aprobó de forma inicial la modificación del artículo 7 de la Ordenanza de Circulación y que no se ha presentado ninguna alegación, el pleno de esta semana lo aprobara de forma definitiva. A partir de ahí solo faltará la comunicación tanto al Govern balear como la Delegación de Gobierno y su publicación en el BOIB para que la medida pueda entrar en vigor.
En estos momentos, área de Movilidad está ultimando el estudio viario de las calles que van a pasar a esta limitación, si bien el alcalde aseguró que esta medida se completará con el estudio de las principales vías que tienen una mayor velocidad de circulación y en las que también podrá haber cambios en el sentido de reducir esa velocidad máxima. Incluso podría haber distintas velocidades según los carriles en una misma vía.
Así, dijo el primer edil, la velocidad genérica de circulación pasará de 40 a 30 kilómetros por hora, una medida que ya han tomado ciudades como Barcelona, Bilbao, Valencia, A Coruña, Alicante o Málaga. Estamos por tanto, dijo el alcalde, «a las puertas de una gran transformación para Palma».
Hila calificó de «valiente» esta iniciativa. «No es sencillo cambiar la concepción de una ciudad como Palma donde el vehículo privado tiene un peso muy destacado, hacerlo implica valentía, una valentía que se hace desde el convencimiento y la certeza de lo que se quiere conseguir: una ciudad más sostenible, más amable, donde la ciudadanía tenga más protagonismo y donde todos los medios de movilidad, desde las bicis y los patinetes, tengan también el mismo protagonismo», declaró. En este sentido, el Ayuntamiento seguirá apostando por los carriles bici.
Además, añadió, esta reducción de la velocidad contribuirá a la lucha contra el cambio climático, por la reducción de las emisiones, y a tener una ciudad menos ruidosa, pues el tráfico es una de las principales fuentes de ruido en una ciudad. También destacó que reducir la velocidad aumenta la seguridad viaria ya que, dijo, la posibilidad de morir en un atropello a 50 km por hora es mayor que a 30 km por hora.
En cuanto a la señalización, el Ayuntamiento aclaró que no se va a inundar la ciudad de señales de 30 km por hora sino que más bien se señalizarán las que quedan fuera de esta limitación.
Para la vigilancia, además de los medios policiales, se comprarán tres nuevos radares que se sumarán a los seis ya existentes, «y con los años se irán comprando más», apuntó el alcalde. Próximamente se pondrá en marcha una campaña de información y concienciación.