El fantasma de la sequía no amenaza en estos momentos al municipio de Palma. Tras un año de abundantes lluvias en algunos momentos, el estado de los embalses se considera bueno para afrontar los próximos meses, lo cual permitirá garantizar el abastecimiento en otoño e invierno sin que Emaya deba recurrir a la compra de agua desalada, algo que ha sido inevitable y habitual en los últimos años.
En todo lo que llevamos de 2020 no ha sido preciso abordar la compra de agua. Las lluvias del invierno y, sobre todo, las importantes precipitaciones de abril han permitido que el Cúber y el Gorg Blau se encuentren en estos momentos al 60 % de su capacidad, un porcentaje que casi dobla al registrado el año pasado por estas fechas, que era al 35 %.
De cara a la primavera todo dependerá de lo que haya llovido durante los próximos seis o siete meses. Si es un semestre lluvioso podría repetirse la estampa del año pasado, cuando en primavera los pantanos estaban a rebosar.
En estos momentos, la empresa municipal está extrayendo de los embalses 225 litros de agua por segundo para el consumo, que supone la mitad de los que se puede llegar a sacar.
Por otro lado, desde Emaya se informa de que el consumo de agua en Palma se ha reducido un 16 % desde la declaración del estado de alarma hasta el pasado 19 de agosto en relación al mismo periodo de 2019.
Esta reducción fue más acentuada durante los meses de mayo y junio, cuando llegó a ser el 20 %, sin duda por la falta de turistas durante esos meses. En julio y agosto la temporada turística sí tuvo cierta actividad por lo que el consumo de agua se redujo algo menos en relación al año pasado, un 15 y un 12 % respectivamente.
En definitiva, la conclusión es que la pandemia del coronavirus ha supuesto una estabilización del consumo de agua en Palma, lo que si duda ha contribuido a mantener las reservas en buen estado. Mientras hasta ahora lo normal era que con el inicio de la temporada turística se produjeran importantes incrementos de la demanda, este año no ha sido así.
En conjunto, según las cifras de Emaya, el consumo de agua en el municipio de Palma se ha situado durante el primer semestre del año en cifras inferiores incluso a las de 2013.