El problema de los coches abandonados en Palma tenía visos de solucionarse a principios de este año 2020. En aquel momento el Ajuntament de Palma emprendió un plan para retirar vehículos abandonados en la capital balear, y decenas de ellos desaparecieron del mapa en cuestión de semanas. Poco después llegó la COVID a nuestras vidas y todo cambió.
El tiempo ha pasado desde entonces, y encaramos la recta final del verano con coches abandonados salpicando las calles y plazas de varios barrios de Palma. Los vecinos, cansados de la misma estampa sin remedio, se ven obligados a pasar a la acción. Es el caso, por ejemplo, de la Asociación de Vecinos de Son Fuster Nou i Ses Palmeres, que a través de las redes sociales denuncian la ubicación de varios coches abandonados en los alrededores de la calle Aragón. «¿Qué más se ha de hacer para que se retiren de una vez?», preguntan, aunque de momento nadie responde.
Los vecinos de esta zona de Ciutat apuntan que agradecen el interés de los concejales de Cort por la barriada, «pero estaría mejor que el Ajuntament de Palma demostrara eficacia. Los coches abandonados, ya denunciados, se multiplican. Y en vez de árboles hay hierba. Queremos una respuesta rápida».
Los problemas de civismo y seguridad que conlleva la paulatina degradación de los vehículos de los que sus dueños se desentienden en la vía pública se repiten en otros puntos de Palma, aparentemente sin remedio. En sa Indioteria, por ejemplo, el chasis desnudo de un coche calcinado permanece en una de las calles sin salida, cercanas a la autopista, desde hace semanas.
Del mismo modo, en las calles adyacentes a los solares a medio edificar en los alrededores del pabellón municipal de Son Ferragut, entre Son Oliva y el Amanecer, o en el aparcamiento de Son Hugo, es posible encontrar vehículos estacionados que por su estado uno adivina rápidamente que están abandonados.
Al parecer, Cort incumple sus propios procedimientos, aquellos que desde el 10 de enero etiquetaban a los vehículos abandonados en Palma como residuos peligrosos y provocaban su retirada inmediata. «Medio año después, la realidad es otra. El alcalde José Hila vende humo», sentencian desde la oposición municipal, con respecto a este tema, una denuncia expresada por el Grupo Popular en el consistorio hace escasas fechas, cuando criticaron la retirada de un coche abandonado en la calle Joan Maragall, que resultó ser propiedad del Institut Municipal d'Innovació (IMI).