El Ajuntament de Palma y el Govern deberían preocuparse no solo de la gente que se ha quedado sin trabajo, diciendo que la ayudará a través de los Servicios Sociales, sino de la que se está quedado sin poder trabajar, y de la que se va a quedar dentro de unos pocos meses.
Lo decimos, primero, porque en los comedores sociales cada día que pasa son más las personas que acuden a buscar comida, muchas de las cuales, en la última Navidad, celebraban con cava la llegada del Año Nuevo, sin imaginar el coronavirus que nos venía, que a su paso ha dejado muertos, gente sin trabajo y sin medios para comer, y más si cabe: gente sin un techo bajo el que cobijarse, por lo que no han tenido más remedio que irse a vivir debajo de un puente o donde han podido. Y lo más trágico: cada vez son más. Y como no hay censo de esta buena gente, entre otras cosas porque no están empadronados en ningún lado, administrativamente son invisibles. Por lo que si se les quiere ayudar, no va a quedar más remedio que empadronarlos. Y también porque cada vez son más.
Vean las imágenes, que más que nunca valen por todas las palabras. Son imágenes de algunos de los asentamientos palmesanos. ¿Dónde están?
Hace unas semanas les mostramos el de la vieja cárcel de Palma. Hoy les vamos a mostrar otros cinco:
■ Uno, el del Parc de ses Estacions. En realidad, no es uno solo el que hay ahí, sino que son varios en el mismo recinto. Además, se ven enseguida, ya que los delatan los colchones, mesas, sillas y un sinfín de cachivaches que nada tienen que ver con el mobiliario urbano del citado lugar.
■ Dos, el que está al final de Jacint Verdaguer, en dirección al polígono. Está debajo de un puente, con la carretera como vecina. Vamos, que lo van a ver enseguida, pues «canta» que no vean.
■ Tres. Está por la zona del Ocimax. Se ve también enseguida y, al igual que el de las Estacions, está esparcido en varios puntos, ya bien junto a la pared, debajo del puente, debajo de unos árboles, ahí con colchones y todo….
■ Cuatro, en Aragón. Aunque este sea más bien reducido en cuanto a ocupantes –pero que puede crecer en cualquier momento– lo encontraréis en la calle Aragón. Se encuentra muy cerca del cruce con el camino de Son Oliva.
■ Y cinco, Pocoyó. Posiblemente, el clásico entre los clásicos. Es el que está en el parque de Pocoyó, al final de las Avenidas. Ahí vive mucha gente, de lo cual dimos cuenta no hace mucho. Hace unas semanas fue hallada un persona muerta por sobredosis, aunque la gente que vive ahí nada tiene que ver con la droga. Todo lo contrario. Son personas a las que las circunstancias de la vida las ha mandado a ese lugar, del que a diario salen a buscar trabajo, porque sin ningún ingreso han de buscarse la vida como sea. Otro de los problemas de estos asentamientos –aparte de la indiferencia de quienes tienen la obligación de resolver el problema– es la escasez de medidas sanitarias. Pero esa es otra historia.