Vecinos de los barrios de sa Taulera, Son Armadans, Génova, El Terreno, Santa Catalina y Son Espanyolet –aparte de otros barrios de Palma– están indignados con el Ajuntament de Palma, especialmente con el responsable de Movilidad, Xisco Dalmau, y el alcalde, José Hila, por haber consentido los cambios que se han producido en bastantes líneas de bus de la EMT.
Aseguran que todo ello se ha traducido en que han dejado zonas desatendidas, o que obligan a los usuarios a hacer transbordo, por lo que tardan más en llegar al destino, ya que no siempre, cuando llegas a la parada del transbordo, está el bus esperando, lo que te obliga a esperar más.
Este martes, en la Plaça del Progrés, a través de Tomeu Berga, de la Federación de Vecinos de Ciutat de Palma y presidente de la AAVV de Son Armadans, se citaron los vecinos de dichas barriadas, y por lo que vimos, todos estaban en contra del cambio, «además –señaló Berga–, hecho sin avisar ni consultar, que... ¡qué menos!, con los usuarios, los vecinos, o con quienes los representan».
Caos, desconcierto, transbordos...
¿Qué ha originado el cambio de líneas? Entre otras cosas, desconcierto, convertir lo que era un trayecto, en dos o en tres, con transbordos, lo que cual, como hemos dicho, los alarga, hacer que la gente que se había habituado al bus, tenga que coger otra vez el coche, nos referimos a los padres de los escolares, a los que ahora, como el bus ya no les deja donde antes, tienen que acompañarlos al colegio.
«Para nosotros era fundamental el número 5 –dice un vecino de sa Taulera–, ya que si antes nos llevaba hasta allí, ahora no lo hace, pues se para en Progreso, donde permanece seis o siete minutos, coincidiendo a veces con otro 5. ¿Por qué –se pregunta–, en vez de detenerse ahí, no aprovecha ese tiempo y sube hasta donde antes?»
El cambio también ha afectado a los vecinos de estas zonas a la hora de ir al PAC, que está en la Casa del Mar, en el muelle viejo de Palma. «Antes nos dejaba en la puerta. Incluso desde ahí podíamos seguir hasta Son Espases, en cambio, ahora nos deja en la Plaça del Progrés, y de ahí, o andando o en taxi –12 euros–, nos hemos de desplazar al PAC. O bien, hemos de esperar a que llegue el bus que nos deje en la Plaça de Joan Carles I, para, desde ahí, andando o en taxi, ir al PAC. ¡Un desastre!», señala otra vecina afectada. Y así, un montón de historias más, todas en torno al desconcierto que ha sembrado entre los usuarios el cambio, y supresión de líneas, «lo que es una barbaridad», señala el transformista Jimi, vecino de Santa Catalina, otro de los afectados.
Luego hay otro problema, tal vez menor, pero que no deja de serlo. «Como a muchos de los autobuses nuevos no se les ha instalado el GPS, o no les funciona –apunta Berga– no hay conexión entre ellos y la pantalla que hay en la parada, por lo que esos buses llegan a una hora que nada tienen que ver con la que aparece en aquella».
Sacará los coches a la calle
«Ante esta situación –apostilla Berga–, que a machos nos ha obligado a utilizar el coche, pues el bus ya no nos deja donde siempre, vamos responder del siguiente modo: Todos los lunes, a partir del próximo, los vecinos afectados, en nuestros coches, entre 10 y 10.30 horas, y como protesta a esta medida, partiendo de la Plaça de la Reina, circularemos por Born, Jaume III, Paseo de Mallorca, el puente de sa Riera, Jaume III, Born y Plaça de la Reina, y si queda tiempo volveremos a hacer el recorrido».