Emaya ha puesto en marcha un proyecto para mejorar la calidad y el sabor del agua del grifo y promover su consumo, por el que ha adjudicado las obras de mejora de la estación de tratamiento de agua potable de fuentes naturales y del pretratamiento de ósmosis de Son Tugores, por 4.254.873 euros.
En el marco del proyecto del Ayuntamiento de Palma para promover el consumo de agua del grifo, el pasado consejo de administración de Emaya adjudicó a Aquambiente y Suez Treatment Solutions el proyecto de la ultrafiltración del agua de las fuentes naturales que abastecen Palma: las de la Vila, de Mestre Pera i d'en Baster, con un plazo de ejecución de 20 meses, ha detallado el consistorio en un comunicado.
La obra permitirá mejorar el sabor del agua duplicar la capacidad de tratar agua de las fuentes, que pasará de 500 a 1.000 litros por segundo, y disponer anualmente de unos 3 Hm3 más de agua procedente de recursos renovables y sostenibles.
La ultrafiltración elimina la turbidez y los sólidos en suspensión y permite reducir el uso de productos químicos (como el cloro) que se utilizan para garantizar la seguridad sanitaria. El agua resultante estará en los parámetros que se consideran de mineralización débil.
El sistema actual no permite aprovechar una parte importante del agua que mana de las fuentes durante las puntas de lluvias, por falta de capacidad y porque no puede tratar el agua que tiene un grado elevado de turbidez, de forma que en los momentos de lluvia intensa una parte importante se pierde.
Tampoco se puede aprovechar el agua en circunstancias de poco caudal, afectada también de alta turbidez.
Estas limitaciones se eliminarán con el sistema de ultrafiltración, pasando de 500 a 1.000 litros por segundo la capacidad de tratamiento, con lo que se podrá captar anualmente una media del 94 % del agua de las fuentes, cuando actualmente el aprovechamiento medio es sólo del 55 %.
La aportación de las fuentes podría pasar así de menos del 18 % anual al 25 %, lo que reducirá la necesidad de agua desalada y la extracción de agua de los pozos.
En la actualidad, el 55,4 % del agua de Palma es subterránea, el 20,4 % procede de los embalses, el 17,6 % de las fuentes y el 6,6 % de las instalaciones de Abaqua.
El alcalde de Palma, José Hila, ha destacado que esta medida forma parte de la estrategia de Cort para una ciudad sostenible. «Beber agua del grifo supone una medida muy importante en esta línea, porque ahorra recursos y produce menos residuos de plástico», ha explicado.
Cort espera incrementar el consumo del agua de red para beber por parte de la ciudadanía y la restauración y reducir el consumo de botellas de plástico.
Se calcula que cada balear consume 175 litros de agua envasada al año, unas 117 botellas de 1,5 litros, que suponen un gasto de 61 euros anuales por persona y la generación de 5 kilos de plástico. Para el conjunto de Palma, son unas 2.000 toneladas de residuos anuales.
El presidente de Emaya, Ramon Perpinyà, ha recordado que el agua de Palma es potable, tiene todas las garantías sanitarias para el consumo humano, y se controla y analiza de forma continuada, y que con la ultrafiltración la ciudad se adapta «a los cambios que está provocando la actual crisis climática, que cada vez más produce lluvias intensas en poco tiempo».
«Con el nuevo sistema se podrá aprovechar el agua en estos momentos de máximo caudal, un agua que hasta ahora se perdía», ha detallado.
El proyecto contempla la construcción de una edificación de 600 metros cuadrados en Son Tugores, en el mismo recinto que ocupan las actuales instalaciones de tratamiento de Emaya, con nuevas conducciones, sistemas de bombeo, renovación de la instalación eléctrica y el sistema de control.