Emaya sustituirá los contadores de agua por otros inteligentes con sistema de telelectura, que medirán el consumo a diario y los clientes que se registren en la web podrán acceder a esta información. De este modo, se pondrá fin al trabajo de lectura manual de los operarios, que cada dos meses visitan las viviendas. Estos nuevos aparatos harán una lectura mucho más real y detectarán las fugas de agua y los fraudes. Se trata de una experiencia pionera en el conjunto del Estado.
El consejo de administración de Emaya ha aprobado el inicio de la licitación para renovar los contenedores en cinco años -se prevé cambiar 21.500 contadores anuales-; se destinarán 5.719.087 euros.
Para dar apoyo a toda la información que ofrecerán los nuevos contadores son necesarios programas de gestión que pongan en valor los datos -para Emaya y los abonados- y una red de comunicación sólida.
Los contadores actuales son analógicos, miden el agua a partir del movimiento mecánico, tienen un sistema de lectura manual (se realiza cada dos meses) y el paso del tiempo y del agua aumentan el error metrológico del contador. Además, Emaya tiene que hacer cambios cada siete años y el rango de medida es más reducido.
Los nuevos contadores serán estáticos (no tendrán piezas móviles), por lo que el tiempo y el paso del agua no afectarán al error metrológico. Además, la lectura se transmitirá desde el contador, al menos una vez al día junto con alarmas, como cuando se produzca una fuga de agua. La presidenta de Emaya, Neus Truyol, destaca que «permitirán tomar medidas de ahorro mas efectivas y actuar mas rápido en caso de fugas y averías».
Estos nuevos contadores también permitirán programar alarmas por consumo excesivo o simplemente por consumo, de tal modo que si los residentes de la vivienda están de vacaciones recibirán una alerta si se consume agua y la casa está vacía. La alarma también se podrá activar cuando se supere el consumo medio de agua. «Una familia podrá saber con mucha precisión qué gasta en la ducha, la lavadora, regando... y corregir lo que haga falta», apunta Truyol.
Las empresas podrán sectorializar más la red y tener información más precisa y rápida de las pérdidas de agua y averías.
La vida útil de estos contadores es de 11 años como mínimo, según la duración de la batería y el resultado de los controles de muestras que se hacen en el laboratorio.