Se llama aceleracionismo y es un movimiento que se ha impuesto en los grupos violentos de tendencia nacionalsocialista para conseguir el estallido social, sin descartar muertes en sus filas o en las del bando contrario. Los aceleracionistas están detrás de los disturbios de Torre Pacheco (Murcia).
Así lo ha señalado a EFE Joan Caballero, criminólogo, especialista en grupos urbanos violentos y analista del Centro de Estudios e Iniciativas sobre Discriminación y Violencia, quien calcula que en España hay unos 15.000 miembros muy activos de grupos politizados violentos, tanto nacionalsocialistas como de ultraizquierda.
Entre los primeros, protagonistas estos días de los disturbios en Torre Pacheco, Caballero cree que se ha impuesto una tendencia, el «aceleracionismo». «Lo que buscan es acelerar la tensión social para que todo pete, haya disturbios y, si es posible, hasta muertes».
Y si hay muertes en los dos bandos, «mejor», porque se agravaría la situación y se implicaría a más gente que antes no se hubieran sumado a los disturbios, añade.
Esto es lo que buscan los extremistas, recalca Caballero, que prefiere llamarles así mejor que radicales.
En el caso de Torre Pacheco, este experto ve detrás la mano de grupos de tendencia neonazi, pequeños pero muy organizados, muy activos y muy peligrosos. Aunque no sean muy numerosos en miembros, el uso de las redes sociales amplifica sus mensajes.
Como ha ocurrido en el caso del líder del movimiento supremacista xenófobo 'Deport Them Now UE', detenido ayer en Mataró (Barcelona) por la Guardia Civil por hacer un llamamiento a la «cacería». Tenía 50 seguidores en su página y cuando comenzaron los sucesos de Torre Pacheco llegó a tener 1.000.
Los mensajes de odio en el caso de la localidad murciana han «cuajado» y se han traducido en una explosión social, algo que no consiguieron -recuerda Caballero- tras el asesinato el año pasado en Mocejón (Toledo) de Mateo, un niño de 11 años apuñalado en un campo de fútbol. No cuajó, pero lo intentaron.
Caballero explica que las «supuestas víctimas» en el caso de Torre Pacheco, el colectivo de jóvenes que el otro bando identifica como delincuentes 'mena', «también se están organizando a su manera y han intentado ir a dar caza».
«O sea, el conflicto se retroalimenta por los dos bandos y hace que sea todo más peligroso», apostilla el experto.
En resumen, Caballero considera que estos grupos extremistas están intentando agravar la situación para que haya más movilización. «Quieren »polarizar a la sociedad de todas todas. Los colectivos nacionalsocialistas lo tienen escrito en sus manuales de resistencia".
Un problema estructural de fondo
Este criminólogo y analista dice que los poderes públicos están señalando simplemente al colectivo nacionalsocialista como «el gran culpable». Para Caballero, es una manera de «eludir responsabilidades ante un problema estructural grave de fondo».
Porque, según el experto, los grupos neonazis no han conseguido que «la gente se caliente porque sí, sino porque hay un problema estructural, una precarización en el empleo rural, una precarización en sector de servicios y una mala regularización del efecto migratorio en España».
Si esta situación no se consigue parar, Caballero no descarta que se replique en cualquier otra localidad donde ocurra un suceso que les sirva de excusa.
Pone como ejemplo lo que ocurrió en Burgos con las movilizaciones en 2005 por un aparcamiento subterráneo. Los primeros días fueron vecinos los que protestaron, mientras que al final eran los antisistema los que encabezaban los altercados.
Caballero alerta de lo que puede suceder si los extremistas ponen el foco de atención en un hecho que pueda ocurrir en cualquier parte del país. «Eso es lo peligroso -afirma-, que vaya la gente calentita porque no han podido llegar a Torre Pacheco debido a los dispositivos policiales y se monte de nuevo una situación similar».
Controlar el 'descontrol' de las redes
Insiste el experto en que no es fácil buscar soluciones a un problema estructural de muchos años, de «dejadez» de las instituciones públicas en muchos ámbitos y de «descontrol» de las redes sociales.
En este último aspecto, Caballero propone abrir un debate en todo el mundo sobre el control de las redes sociales. «Si yo tengo un coche, necesito un carné de conducir, pues si tengo una red social, necesito una identificación para que si cometo un delito de odio o de amenazas, se me pueda identificar y denunciar», enfatiza.
Porque el anonimato permite decir o escribir cualquier cosa con impunidad, señala Caballero antes de recordar que conocemos muchas de las agresiones que se producen porque los vídeos se cuelgan en las redes. Si no, formarían parte de la cifra oscura del delito.
Así que en vez de solucionar los problemas de fondo quieren que la gente se lo piense bien tres veces antes de abrir la boca para protestar. En cuanto a los delitos de odio en las redes y el supuesto anonimato, existe tu IP y la policía te encuentra si quiere.