«Esta es la cuarta visita que hago a la isla de La Palma» desde que nació el volcán hace 24 días y, «por desgracia, no será la última», ha dicho el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la vista de lo que le contaron los científicos en la reunión del Plan Especial de Protección ante Riesgos Volcánicos de Canarias (Pevolca): que la erupción «no cesa» y que no está previsto que lo haga ni a corto ni a medio plazo.
Pero al menos, la colada del flanco norte del volcán, que fluye hacia el oeste y noroeste y que el martes obligó a la evacuación de unos 800 vecinos del barrio de La Laguna, «avanza muy lentamente» y cabe la posibilidad de que no reanude su camino destructor.
Porque lo peor de este volcán, según ha recordado el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, es que está en un medio urbano; pero lo mejor, según han subrayado tanto Pedro Sánchez como los presidentes de Canarias, Ángel Víctor Torres (PSOE), y del Cabildo de La Palma, Mariano Hernández Zapata (PP), es que no ha causado daños personales.
La portavoz científica del Pevolca, María José Blanco, del Instituto Geográfico Nacional, ha explicado que los científicos piensan que la erupción no remitirá ni a corto ni medio plazo sobre todo porque las emisiones de dióxido de azufre son muy elevadas, más de 17.000 toneladas diarias, y para pensar en que el volcán se está apagando deberían bajar al entorno de las 100 toneladas.
«Sé que es muy difícil de pedir, pero hay que tener paciencia», ha dicho Pedro Sánchez tras escuchar el diagnóstico de los científicos y poco antes de encontrarse con algunos de los damnificados por la lava.
Esos que «lo han perdido todo» tendrán el respaldo de todos los españoles y de todas las instituciones hasta que se consiga la reconstrucción y el relanzamiento de La Palma, ha garantizado el presidente.
Pedro Sánchez ha elogiado la unidad de acción de todas las administraciones, algo en lo que también ha insistido el presidente del Cabildo de La Palma, Mariano Hernández Zapata, quien ha agradecido la sensibilidad «enorme» del Gobierno de España y del Gobierno de Canarias.
Esa sensibilidad se ha traducido de momento en la puesta a disposición de la isla de 300 millones de euros, 214 de ellos del Gobierno central, en una isla de 83.500 habitantes en la que el presupuesto del Cabildo para 2021 es de 125 millones.
Unos 6.000 vecinos permanecen evacuados de sus casas y, según el último recuento las viviendas destruidas son 763, además de 89 edificaciones de uso agrario, 45 industriales, 22 de ocio y hostelería y 18 de uso público, 927 construcciones en total.
La lava ha afectado también a los cultivos, especialmente a las plataneras, lo que ha llevado a la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias a rastrear fincas baldías que poder ofrecer a los propietarios de cultivos arrasados por el volcán.
En el Valle de Aridane hay 102 propietarios cuyas fincas han desaparecido bajo las coladas. Si se añaden las fincas afectadas por la ceniza, la cifra de damnificados asciende hasta los 1.246, y si se suman los municipios de Fuencaliente y Tijarafe, el número total de asciende a 3.061.
Para reponer viviendas y enseres, el Gobierno de España ha destinado por ahora 10,5 millones de euros que canaliza el Gobierno de Canarias, el cual ha adquirido 18 casas, ha concluido los expedientes para comprar otras 45 y planea instalar viviendas modulares en terrenos cedidos por los ayuntamientos.
No solo soluciones habitacionales, el Gobierno de Canarias ha anunciado en el Parlamento este miércoles que está tomando decisiones «a contrarreloj» para garantizar la supervivencia de cultivos, la agilización de ayudas sociales y la puesta en marcha de alternativas educativas, todo con el objetivo de evitar que el volcán «tiña de negro» el futuro de la isla.