Apenas unas horas después de ser investida presidenta madrileña por segunda vez, Isabel Díaz Ayuso ha tomado posesión de su cargo este sábado en un acto convertido en un paseo triunfal del PP, que ha sacado pecho de su éxito en la Comunidad de Madrid y da por abierto un «cambio de ciclo» político a escala nacional.
Han pasado tres meses desde que Ayuso detonara su coalición de Gobierno con Ciudadanos y convocase unas elecciones anticipadas el 4 de mayo donde duplicó sus escaños (de 30 a 65, rozando la mayoría absoluta de 69), que ahora le permiten gobernar en solitario, con el único apoyo externo de Vox.
Para oficializar su vuelta a la Puerta del Sol, donde el Gobierno regional tiene su sede, Ayuso ha pronunciado un discurso de tono institucional, en el que ha dicho que «Madrid, España y Monarquía son inseparables», y político, rescatando conceptos clave de su campaña como la «libertad» y la «vida a la madrileña».
Y se ha comprometido a «no cambiar el rumbo» del Ejecutivo, donde siguen todos los consejeros del PP (a excepción de la nueva presidenta de la Asamblea, María Eugenia Carballedo) e incluso una que lo fue pero como miembro de Ciudadanos, Marta Rivera de la Cruz, que se dio baja del partido tras las elecciones.
Lo ha hecho en presencia del presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y todos los presidentes autonómicos del partido, esto es, los dirigentes de Galicia (Alberto Núñez Feijóo), Andalucía (Juanma Moreno Bonilla), Castilla y León (Alfonso Fernández Mañueco) y Murcia (Fernando López Miras).
Ha habido muchas fotos de familia con ellos, en especial con Casado y también con el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, y no han faltado los posados con los expresidentes autonómicos presentes en la cita: Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes y Ángel Garrido.
Casado ha afirmado que la investidura de Ayuso le recuerda a lo que ocurrió cuando Ruiz-Gallardón ascendió al cargo en 1995, abriendo «un cambio de ciclo absolutamente imparable en toda España a favor del PP», y ha aseverado que los españoles son cada vez más proclives a los gobiernos «responsables» que miran «hacia la unidad nacional».
«Lo que hoy hemos visto aquí es el inicio de una nueva etapa en la Comunidad de Madrid, en la que se va a gobernar en favor de todos los ciudadanos», ha señalado Casado, a cuyo juicio Ayuso representa «la marca del PP: ayudar al ciudadano cuando peor lo está pasando».
En este marco no han faltado los guiños al nuevo socio único de Ayuso, Vox, y la presidenta ha reiterado en su discurso que «el apoyo a la maternidad y a las familias» estará entre las «razones de ser» de su Gobierno.
Vox ofreció sus votos para posibilitar la investidura de Ayuso sin pedir teóricamente nada a cambio, pero los gestos entre ambos partidos no paran de sucederse, y esta mañana la presidenta ha dicho en una entrevista radiofónica que estudiará una «posible reforma» de Telemadrid y «qué aspectos» de las leyes LGTBI de la región «puede ser mejorados», después de que Vox pidiera el cierre del canal y la derogación de estas normas.
A su vez, la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, ha cambiado de opinión al señalar antes del acto de toma de posesión que su grupo no apoyará reactivar la comisión de investigación de residencias porque «viene con un interés revanchista» de la izquierda, pese a que inicialmente anunció que lo haría.
Esta complicidad entre el PP y Vox ha sido objeto de críticas por parte de las portavoces en la Asamblea regional de Más Madrid, Mónica García, y el PSOE, Hana Jalloul, presentes en el acto y han mostrado su preocupación por que el Gobierno de Ayuso sea un «laboratorio de extrema derecha» y por su «tinte autoritario», respectivamente.
«Vivir a la madrileña se va a convertir en vivir a la húngara», ha llegado a decir la portavoz de Más Madrid.
Por parte de Unidas Podemos ha asistido la diputada Paloma García Villa y se ha ausentado finalmente del acto la portavoz, Carolina Alonso, que ha participado en la Puerta del Sol en una manifestación por la «libertad» del pueblo saharahui.
Precisamente esa protesta es la que se ha encontrado Ayuso cuando, finalizado el acto, ha salido a la calle a saludar a la multitud, dando lugar a una pintoresca imagen, con la presidenta atendiendo saludos y elogios y peticiones de 'selfies' mientras a su alrededor ondeaban banderas de la República Árabe Saharaui Democrática.
Y en cuanto al viejo socio de Gobierno, Ciudadanos, que en los comicios del 4 de mayo se quedó sin representación en la Asamblea, su única representación ha sido la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, que ha declarado: «Nos guste más o menos el Gobierno, celebro la normalidad».