Ceuta está viviendo este lunes una jornada sin precedentes por la entrada masiva de personas a nado o bordeando a pie los dos espigones fronterizos con Marruecos y, según ha informado la Delegación del Gobierno, a las ocho de la tarde ya eran unos 2.700 marroquíes los que habían accedido a la ciudad autónoma.
La Delegación del Gobierno ha constatado que unos 700 pueden ser menores de edad, a la espera de que les practiquen las pruebas osométricas para comprobarlo. Según ha podido comprobar Efe, pasadas las ocho de la tarde continuaba la entrada de personas desde Marruecos por el espigón fronterizo, sin que los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil pueda rechazarlos, lo que ha obligado a la Policía Local a cortar los accesos por carretera a la zona.
Durante la tarde, agentes del servicio marítimo de la Guardia Civil se han tenido que lanzar al agua en varias ocasiones para rescatar a algunas personas que intentaban llegar a Ceuta a nado con dificultades. En el lado marroquí todavía permanecen centenares de personas que quieren entrar en la ciudad.
Fuentes de la Delegación del Gobierno han dicho a Efe que este dato evidencia que se ha tratado de una de las jornadas migratorias más críticas y sin precedentes a las que se ha enfrentado Ceuta en los últimos años.
A las 20.30 horas se ha convocado una reunión urgente del Centro de Coordinación (CECOR) en la que participarán representantes de la Delegación del Gobierno y del Ejecutivo ceutí para analizar la situación.
A lo largo de 2021 se han registrado entradas a nado desde el país vecino, la más reciente el pasado 27 de abril, aunque desde hacía 15 años no se producía una llegada masiva como esta en una sola jornada, y ante la falta de vigilancia costera por parte de las autoridades marroquíes, según ha podido constatar Efe.
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha asegurado este lunes que no le consta que lo ocurrido pueda ser una medida de presión de Marruecos por la presencia del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en un hospital español. «No, no nos consta», ha sido la escueta respuesta de la ministra a su llegada a un acto de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Los inmigrantes han desbordado incluso la capacidad de acogida de la nave industrial del Tarajal, donde tienen que guardar la cuarentena por la covid-19, y que estaba preparada para albergar a unas 200 personas.
Las primeras entradas se han producido sobre las dos de la madrugada por el espigón fronterizo norte de Benzú, y posteriormente se han ido registrado accesos a lo largo de todo el día.
Los dos espigones fronterizos han sido el lugar propicio para las entradas porque apenas había viento y el mar se encontraba en calma, además de la marea baja. Las condiciones meteorológicas han permitido que apenas hayan tardado unos diez minutos en llegar de un lado a otro de la costa, según ha explicado a Efe un agente de la Guardia Civil.
«Nosotros sólo podíamos estar atentos para recogerlos del mar cuando llegaban, o bien para auxiliarlos ya que algunos tenían muchas dificultades para nadar», ha relatado el mismo agente, que ha sido testigo como dos compañeros rescataban a una mujer y a una niña de unos 10 años.
Fuentes policiales han informado a Efe de que se ha producido un «efecto llamada» que ha provocado que centenares de personas se encuentren en estos momentos en la población marroquí de Castillejos -distante unos dos kilómetros de la frontera ceutí-, a la espera de poder entrar en la ciudad autónoma.
El perfil de estas personas corresponde con el de jóvenes marroquíes, en edades comprendidas entre los 16 y los 30 años, que viven en la zona de Castillejos, aunque también hay familias con niños de muy corta edad, cuyos ingresos se desplomaron con el cierre de la frontera por la pandemia.
Mohamed Said, de 17 años, ha relatado a Efe que se lanzó a nado con otro compañero y que lo hacen «porque en Marruecos no tenemos absolutamente nada, ni mascarillas», comentaba el joven apostado en una cola a la entrada de la nave industrial del Tarajal, donde guardarán la cuarentena obligatoria.
Junto a él otros muchos jóvenes que llegaban descalzos a las playas de Ceuta, principalmente a la de Benzú, y que solían vivir del tráfico de mercancías entre los dos países. «Desde que cerraron la frontera no podemos ni portear -llevar los bultos con mercancías de un lado a otro-, por lo que no hay más salida que echarte al mar y intentar entrar en España», ha comentado a Efe otro «nadador» que prefiere o dar su nombre.
Entre los recién llegados hay también familias con niños pequeños que se han atrevido a cruzar el espigón fronterizo pero sin lanzarse al agua, bordeándolo.
Por su parte, fuentes locales en Castillejos (Marruecos) han dicho a Efe que hay «centenares» de personas que han llegado durante todo el día a las cercanías de la frontera en previsión de poder pasar a Ceuta, y entre ellos se cuentan familias enteras y niños.
Otras fuentes de defensores de los colectivos inmigrantes en el país vecino han afirmado, por su parte, que es llamativa la ausencia de vigilancia en toda la costa entre Tánger y Ceuta, y si las pateras no están saliendo rumbo a la península, es solo por el estado de la mar, que hace que prefieran salir por Beliunes hacia Ceuta, bordeando el mar.
Fallecido
Un hombre ha fallecido ahogado al intentar entrar a nado en Ceuta, a pesar de los esfuerzos de la Guardia Civil y de la Cruz Roja para reanimarlo en la misma orilla de la playa.
El hombre, un adulto marroquí, según las fuentes, murió en la orilla después de que fueran infructuosos los intentos de reanimarlo de agentes de la Guardia Civil y miembros de la Cruz Roja.
El cuerpo del fallecido será trasladado al tanatorio municipal de la ciudad para que se le practique la autopsia.