Francisco Nicolás Goméz Iglesias, más conocido como 'El Pequeño Nicolás', ha declarado este martes, en el juicio que se celebra en la Audiencia de Madrid por el viaje que efectuó en 2014 a Ribadeo, en el que se habría hecho pasar por un enlace entre Casa Real y Gobierno, que su objetivo era aparentar que era «una persona importante» pero no una autoridad oficial. «Quería tirarme el pisto», ha dicho.
Gómez Iglesias, que se enfrenta a 7 años de cárcel y a una multa de unos 81.000 euros por presuntos delitos de usurpación de funciones públicas, falsedad en documento oficial y cohecho activo, ha contado que su única intención era impresionar al presidente de ALSA, Jorge Cosmen, con quien había programado una reunión que tuvo lugar el 13 de agosto de 2014 en el Club Náutico de Ribadeo.
«Lo que yo quería era tirarme el pisto con el empresario y hacer un viaje pomposo porque, con la edad que yo tenía entonces, con esa inmadurez, lo que quería era asemejarme a los mayores, tener más poder, por así decirlo, creerme poderoso», ha justificado.
No obstante, ha incidido en que «nunca» pretendió fingir que era una autoridad, aclarando incluso al fiscal que le interrogaba que el cargo que le imputa haber usado, enlace entre Casa Real y Gobierno, no existía. Y lo sabe, ha explicado, porque en esos años «estaba al corriente del organigrama del Estado».
La «inmadurez» de los 19 años
A lo largo de su intervención, 'El Pequeño Nicolás' ha aludido varias veces a su «inmadurez» de aquella época, haciendo hincapié en que solo tenía 19 años. Preguntado sobre cómo valora hoy lo ocurrido, ha contestado tajante: «Un despropósito».
A este respecto, tanto él como su abogado, el hijo del magistrado del Supremo Manuel Marchena, han puesto de relieve que sigue un tratamiento psiquiátrico con medicación por diferentes trastornos.
El joven, ahora de 27 años, ha señalado que, precisamente por su edad, creía que Cosmen, como «uno de los empresarios más importantes del sector» de los transportes, no le haría caso. De ahí, su empeño por recrear esa «pomposidad».
Ha reconocido que ya había visto al presidente de ALSA una vez, pero lo ha enmarcado en el círculo social del que disfrutaba. «Con 15 años empecé a hacer conferencias con empresarios y políticos», ha destacado. «Me veía siempre muy rodeado», ha apostillado.
La intención con Cosmen, conforme al relato de Gómez Iglesias, era esa: «Hacer más conferencias». Sin embargo, la conversación entre ambos, al ser «una comida de verano», transcurrió sobre temas generales, de política.
Como las comitivas de la UEFA
De acuerdo con Fiscalía, 'El Pequeño Nicolás' habría contactado con un policía municipal de Madrid, Jorge González, para que le ayudara a aparentar el carácter oficial del viaje, con su presencia como escolta y con el uso de rotativos luminosos, aparatos de transmisión y 'pinganillos' que el agente local habría extraído de dependencias policiales. A su vez, González habría contactado con un policía municipal de Torrijos (Toledo), Carlos Pérez, para formar parte de la escolta.
Además, Gómez Iglesias habría alquilado cuatro coches para simular una comitiva oficial y habría contactado con la Policía Municipal y con el Club Náutico de Ribadeo para que le dieran el trato oportuno. Así, las fuerzas locales les escoltaron desde su entrada en la localidad gallega hasta el restaurante, a donde fue el alcalde de Ribadeo creyendo que 'El Pequeño Nicolás' era una autoridad.
Gómez Iglesias ha confirmado que gestionó el alquiler de vehículos. «Yo quería darme aires de grandeza, con lo cual, cuantos más coches mejor», ha admitido. De hecho, ha confesado que su intención era simular «las comitivas de los equipos de fútbol y de la UEFA» y que, con ese fin, ideó unos distintivos que --ha subrayado-- no llegó a usar. Eran un mero «folio plastificado donde ponía 'coche 1' y abajo la matrícula en grande». «Era lo único que ponía», ha expuesto.
Estos papeles han centrado parte de la vista de hoy. El Ministerio Público mantiene que Gómez Iglesias hizo unas acreditaciones falsas del Ministerio de Interior para reforzar esta fachada oficial. Dos policías nacionales han testificado que, durante las vigilancias que realizaron, le vieron en una tienda de reprografía en un ordenador donde después comprobaron que había un documento abierto con un membrete del Gobierno.
Versiones opuestas de los policías
Los dos policías locales están acusados de delitos de usurpación de funciones públicas y cohecho pasivo por los que se enfrentan a cinco años y medio de cárcel y una multa de quince meses.
González ha declarado que 'El Pequeño Nicolás' contactó con él porque tenían «una relación de amistad». Le conocía de haberle visto en «multitud de actos» organizados por todo tipo de «instituciones», entre las que ha mencionado Gobierno y Casa Real.
El policía ha reivindicado que Francisco Nicolás «no era el friki que aparenta». Según había observado, se sentaba «en mesas de trabajo con empresarios, ministros, embajadores y secretarios de Estado». «No me hace falta saber qué cargo tiene cuando le veo participar en eso», ha esgrimido González. Esa misma asunción, ha razonado, es la que habría llevado a la Policía, al Club Náutico y hasta al alcalde de Ribadeo a darle ese trato especial.
En cuanto a su rol en los hechos, ha planteado que se habrían desarrollado igual si no hubiera participado porque no los organizó. Lo ha descrito como un favor a un amigo en un día libre a punto de coger vacaciones, motivo por el cual se acercó al Ayuntamiento de Madrid, donde trabaja como jefe de seguridad, para retirar el «macuto» que llevaba consigo por «protección personal» cuando no estaba de servicio.
Sobre el uso de dispositivos oficiales, González ha negado que se llevara luces y aparatos de comunicación de las dependencias policiales. Sí aportó unos «transmisores pequeños» suyos, como los usados por senderistas, para que los conductores pudieran coordinarse. En este punto su versión ha diferido de la ofrecida por el otro agente juzgado, que ha detallado que su compañero sí se llevó indicativos luminosos.
Asimismo, Pérez ha dicho que González le llamó días antes del viaje para que le ayudara con la escolta a una «autoridad». Según este agente local, en todo momento creyó que Gómez Iglesias era un cargo oficial y se dio cuenta de que no lo era «por el telediario». «Me engañaron», ha denunciado.
La (no) llamada de Sáenz de Santamaría
Otro de los detalles que han aflorado es la llamada que 'El Pequeño Nicolás' habría simulado recibir de la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para poner fin a la comida con el empresario.
El policía de Torrijos ha indicado que González se le acercó para darle un móvil con una llamada para el joven, sin concretar de quién. El municipal de Madrid, por contra, ha defendido que solo se aproximó a Gómez Iglesias para advertirle de que se estaba armando un «gran revuelo» en torno al restaurante porque se rumoreaba que había alguien de Casa Real.
Aunque Fiscalía dice que 'El Pequeño Nicolás' pagó a González 2.000 euros y éste le dio 400 al otro policía, los tres han negado que hubiera remuneración, coincidiendo en que se hizo cargo de algunos «gastos», como la gasolina del viaje, que hizo en su mayor parte «dormido».
La vista también ha estado marcada por las cuestiones previas, que han servido para que las defensas reclamaran la nulidad de la causa por diversas razones. La de Gómez Iglesias, alegando que el registro de la casa de su cliente no estuvo lo suficientemente justificado, y la abogada de González, argumentando que los acusados han sido víctimas de una «investigación prospectiva» enmarcada en la «guerra de comisarios» y dirigida por el «sentimiento de venganza» hacia uno de sus protagonistas: José Manuel Villarejo.