Costa Cruceros prevé reiniciar sus operaciones en España el próximo 3 de julio con un crucero que saldrá desde Barcelona y que inicialmente iba a zarpar el 14 de junio a la espera de recibir la confirmación oficial por parte de las autoridades españolas para reanudar la actividad crucerística.
El director para España y Portugal de Costa Cruceros, Luigi Stefanelli, ha advertido de la potencial «pérdida» de cuota de mercado del destino España, dado que otros países como Italia, Grecia, Reino Unido o Israel ya permiten esta actividad.
Además, considera un «agravio comparativo» que, por ejemplo, se pueda entrar a España por avión y no en un crucero, y ha dicho que nuestro país como destino «es crucial» para las rutas crucerísticas.
La presidenta del Puerto de Barcelona, Mercè Conesa, anunció recientemente que el Puerto de Barcelona trabaja en un plan junto con las administraciones y navieras para recibir en la semana de San Juan, en el mes de junio, los primeros cruceros con turistas que arribarán a la capital catalana tras el parón por la pandemia de la COVID-19.
Costa Cruceros había anunciado que volvería a operar en nuestro país el 14 de junio, pero ha decidido posponerlo hasta el 3 de julio, fecha en la que ya esperan tener una confirmación oficial de la apertura del sector en España.
Además, Stefanelli considera que es una «señal de confianza en las autoridades» porque la empresa quiere volver a operar cuanto antes y de manera segura.
Costa Cruceros prevé que su barco Costa Smeralda zarpe de Barcelona el próximo 3 de julio y continúe el itinerario hacia Palma de Mallorca, las ciudades italianas de Palermo, Civitavecchia y Savona y Marsella (Francia), ruta que realizará durante todo el año.
La compañía ha trabajado en la definición de protocolos sanitarios que, de momento, han dado «buenos resultados», ya que Costa Cruceros reanudó sus operaciones en Italia el pasado mes de septiembre, aunque tuvo que volver a parar por la evolución de la pandemia y ahora retoman la operativa en el país el próximo 1 de mayo.
Entre las medidas tomadas para evitar los contagios está el sustituir los documentos y trámites de papel por los digitales o la obligación de que cada pasajero se haga un test de antígenos gratuito antes de subir al barco, al igual que la tripulación.
En el caso de los trabajadores, aunque el test dé negativo han de pasar una cuarentena de siete días en cabina.
La mascarilla es obligatoria en el barco y el aforo será limitado para garantizar la distancia social, de tal manera que los clientes pueden ir restaurantes, teatro o espectáculos de música en vivo, por ejemplo, y mantener la distancia exigida.
Además, se organizan «excursiones burbuja» y solo se permiten hacer visitas organizadas por el personal del barco para garantizar la seguridad del viajero y de las personas que viven en los destinos a los que llegan.
Pese a la incertidumbre que hay en el sector, Stefanelli ha asegurado que son optimistas por el hecho de que todas las encuestas detectan las muchas ganas de viajar que tiene la gente.