El presidente de Murcia, Fernando López Miras, ha pedido este sábado al PSOE y a Cs que paren la moción de censura a su Gobierno que abortarán previsiblemente dos diputados de Cs, nuevos consejeros desde este sábado, y la vicepresidenta, Isabel Franco, también parlamentaria, expulsados del partido esta jornada.
«El espectáculo debe terminar ya», ha dicho Miras al agradecer a Franco, Francisco Álvarez (Empleo, Investigación y Universidades) y Valle Miguélez (Empresa e Industria y portavoz del Gobierno) «anteponer el interés de todos» para que los murcianos dejaran de «ser rehenes del juego político de unos pocos», que «no han conseguido poner en jaque la estabilidad de la región como han intentado en el peor momento posible, en plena pandemia».
A esa hora, en el máximo órgano entre congresos del PSOE regional, el secretario de Coordinación Territorial y de Relaciones del PSOE con el Gobierno, Santos Cerdán, decía en Murcia que «el nuevo PP» es «el peor PP de siempre, el partido que oculta y mantiene la corrupción con tránsfugas y tamayazos».
Poco después, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, hablaba en Madrid de la «compra de tres tránsfugas» como «si se tratara de una venta de esclavos «sin ningún rubor» en «la plaza pública», y equipos de Cs y del PSOE murciano se reunían para detallar el programa de Gobierno que se presentará en la moción que va a debatirse la próxima semana en la Asamblea Regional de Murcia.
Sus portavoces han coincidido en que el PP «ha comprado a tres tránsfugas incumpliendo tanto el Pacto Antitransfuguismo como su propio código ético», por lo que los 45 diputados murcianos deberán elegir entre «corrupción o regeneración y dignidad».
Para los promotores de la moción, «la corrupción está mostrando su lado más oscuro donde se urdieron los casos Auditorio, Tótem, Umbra, Púnica, Barraca, Biblioteca, Camelot, La Sal, Novo Carthago, Desaladora, Valley o La Zerrichera, por citar solo la punta del iceberg del sistema arraigado en 26 años de gestión del PP».
«Nos diferencian del PSOE muchas cosas, pero sobre todo que (ese partido) cree que se puede gobernar una tierra sin quererla, que uno puede firmar una moción de censura en un despacho y gobernarla con un mando a distancia, y nosotros sí queremos a nuestra tierra y ayudamos a nuestra gente», ha replicado desde Córdoba el secretario general del PP, el murciano Teodoro García Egea.
Desde Ávila, su vicesecretario general de Política Territorial, Antonio González Terol, ha definido lo ocurrido en su tierra como «una especie de Pearl Harbor político» de Cs, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
En la ciudad de Murcia, el PP pedía al PSOE y Cs «que dejen las intrigas políticas, acaben con el circo que han montado, una operación indigna para desestabilizar a un Gobierno en plena pandemia, y permitan que la región siga funcionando con normalidad».
El portavoz naranja en el Ayuntamiento de Murcia, Mario Gómez, ha ratificado que la moción de censura local contra el PP sigue también adelante, aparentemente con visos de prosperar con el apoyo de Podemos si la disciplina de voto de los ediles de Cs se mantiene, porque según Cerdán están siendo también presionados por el PP.
«Está más que debatida y consensuada» la moción de censura que pretende hacer alcalde al socialista José Antonio Serrano, negociada conjuntamente con la regional frustrada, ha añadido Gómez.
El partido naranja ha comunicado por la tarde que el primer cambio en el Parlamento murciano será retirar a Miguélez de la presidencia de la comisión que investigará el proceso de vacunación de altos cargos que agravó la crisis de la coalición de Gobierno y acabó con la dimisión del consejero de Salud, Manuel Villegas.
«Mantener a una persona manchada y señalada de por vida por el estigma de la corrupción más evidente y rastrera pilotando la comisión que trata de arrojar luz sobre el caso más sangrante y grave que ha vivido esta región sería antinatural», ha señalado Cs, que ha expulsado también del partido al consejero de Transparencia, Participación y Administración Pública, Antonio Sánchez Lorente, ex secretario general del departamento de Franco, que no es diputado.