La industria farmacéutica innovadora en España, Farmaindustria, ha resaltado que las vacunas contra el coronavirus «incorporan ciencia de vanguardia, son seguras y llegarán a todo el mundo».
«Las compañías están usando los procedimientos más innovadores para luchar contra el coronavirus, lo que ha propiciado que, en menos de un año, haya vacunas disponibles para la población y que otras muchas potenciales y tratamientos, ya en fase de ensayos clínicos, lleguen pronto», destacan en un vídeo publicado este martes que recoge los tres pilares fundamentales de las vacunas contra el coronavirus.
El primero de ellos, según la industria, es que incorporan los «últimos procedimientos de vanguardia en el ámbito científico», incluyendo un nuevo tipo de inmunización (conocida como ARN mensajero); el segundo es la ya mencionada seguridad; y la última de las claves es que llegarán a todo el mundo.
En esta línea, señalan que la industria farmacéutica está trabajando con gobiernos e instituciones para asegurar que estas nuevas vacunas estarán disponibles «para todos los países y a un precio asequible».
En este sentido, Farmaindustria reivindica que algunas compañías comenzaron a fabricar sus potenciales vacunas «incluso antes de su aprobación, asumiendo riesgos económicos y costes», pero, como se afirma en el vídeo, «es un riesgo que merece la pena correr» ante la urgencia de la crisis en todo el mundo y para que las vacunas contra el coronavirus puedan distribuirse y proteger a las personas lo antes posible.
«Esta realidad es fruto de un esfuerzo innovador sin precedentes y, no menos importante, de la colaboración, tanto entre compañías farmacéuticas como entre éstas e instituciones y centros públicos de investigación, lo que ha permitido sumar recursos para afrontar el mayor desafío al que se ha enfrentado la población mundial en décadas», argumentan.
España, junto al resto de la Unión Europea y como ya han hecho previamente países como Estados Unidos, China, Rusia, Israel, Reino Unido o Canadá, comenzó este domingo a suministrar una de las vacunas contra el virus entre los primeros grupos de población de riesgo: ancianos institucionalizados y personal sanitario.
«Sin embargo, esta rapidez para que una solución estuviera disponible para un mundo que ansía recuperar la salud, la estabilidad económica y la normalidad social no ha comprometido la seguridad», insisten.
ç«Es momento de recordar que ningún tipo de vacuna se ha aprobado sin tener evidencias sólidas de que cumple con todas las garantías. Aunque efectivamente el desarrollo normal de una vacuna dura 8-10 años y ahora este tiempo se ha reducido a apenas uno, en la misma proporción han aumentado la participación de población en la última fase de ensayos clínicos: se ha pasado de 3.000-4.000 participantes a 30.000-40.000, lo que ha generado una mayor evidencia científica sobre seguridad y eficacia y ha sido otro catalizador para la aceleración de los plazos», agregan al respecto.