«No es una segunda ola, es un Tsunami. Un Tsunami que lo arrasa todo. Porque cuando hablamos de lo peligroso de la pandemia del COVID-19, no lo hacemos solo por su contagiosidad o letalidad. Estoy harta de escuchar a negacionistas o minimacionistas con argumentos de 'con la gripe también se muere mucha gente', 'deberiamos hacer vida normal y que haya inmunidad de grupo', 'hay muchos más asintomáticos'. Porque se quedan mirando el dedo, cuando lo que estamos apuntando es la enorme ola que nos viene encima». Son las palabras sin paños calientes de una médico en primera línea para frenar el avance de la segunda ola del coronavirus, que en estos días parece engullirlo todo.
La situación sanitaria delicada no solo se expresa en nuestro país, como se puede apreciar con las medidas y restricciones aprobadas por estados vecinos como Italia, Francia o Alemania, y las que pueden tomar otros aún más golpeados como la República Checa o Bélgica. En el caso de España son ya numerosas las voces que advierten de que este segundo envite de la enfermedad puede ser incluso más letal que el primero.
En este contexto convulso y poco esperanzador ha cobrado relevancia la publicación en Facebook de Amaia, una doctora que trabaja en el hospital de Mataró. «La pandemia COVID-19 no es solo fiebre, tos, mialgias, insuficiencia respiratoria (...) son miles de pacientes crónicos que no han podido seguir sus controles habituales porque no había personal, no había espacios y no había tiempo», denuncia, siguiendo la línea de los pronunciamientos de las asociaciones profesionales de la sanidad y los sindicatos.
«Son miles de circuitos de diagnóstico rápido de cáncer que se han pausado y no se han podido hacer, que nos hace llegar mal y tarde a miles de enfermedades», prosigue, «son boxes de urgencias bloqueados por aislamiento».
Esta es la publicación original que alza la voz sobre el impacto real de la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus en la sanidad pública y en la vida de las personas: